Tradiciones de Semana Santa en Zamora Chinchipe:
Costumbre sui generis de esta parroquia que, durante los cinco
días de la Semana Santa, ninguna familia del pueblo de Imbana prepara sus
alimentos en casa, porque cada guionero tiene asignado un día para compartir
comida a toda la población sin distinción alguna.
Desde las 12h00 de cada día, llega la gente a la casa del guionero para en
una mesa grande compartir el almuerzo que muy generosamente le brindan.
RELATO
Imbana es un pequeño pueblo con un gran porcentaje de habitantes pertenecientes al grupo étnico de los saraguros. Geográfica y administrativamente pertenece a la provincia de Zamora Chinchipe; pero, su corazón, sus costumbres y tradiciones son auténticamente lojanas (parroquia San Lucas). Se encuentra a doce kilómetros de distancia desde la parroquia de Jimbilla perteneciente al cantón Loja. Según sus habitantes, fue creada en 1960.
Para llegar a esta parroquia se hace por una angosta carretera de verano,
que solamente entran camionetas particulares.
Los guioneros
Los guioneros son personas que voluntariamente hacen su promesa de fe para
servir a Dios y al prójimo, un día en la Semana Santa. En total son 5 guioneros. Para ello, con un año de anticipación se
hacen anotar en la casa del Síndico, señalando el día que quieren pasar la
promesa a Dios.
El ritual de los guioneros comienza el día Lunes Santo. En el presente año (2002) le correspondió el
lunes a don Fermín Chalán; el martes a don Virgilio Lozano; el miércoles a don
Manuel Guayllas; el jueves a don Víctor Lozano y el viernes a don Luis León
Vargas.
El Guión Santo
El Guión, es un pedacito de madera de un metro veinte centímetros de largo
y unos seis centímetros de diámetro, el mismo que está cubierto por una tela
negra, y que en su extremo superior está la representación de Jesús
Sacramentado. Éste es entregado cada
noche en ceremonia especial en la iglesia junto al Altar Mayor por el síndico,
al guionero que le corresponde. Luego
de rezar el santo rosario e invocar cánticos y oraciones, en multitudinaria
procesión es acompañado desde la iglesia hasta la casa del guionero para
velarlo toda noche.
Al guionero le bañan a las cinco de la mañana con agua caliente aromada de
congona y otras plantas; esto según dicen los sahumadores, es para purificarlos
y tengan derecho a tomar en sus manos el Santo Guión.
Siete platos de comida
Durante la Semana Santa, ninguna familia del pueblo prepara
Diariamente preparan siete platos diferentes que son repartidos a la hora
del almuerzo. Las comidas que preparan
son: fenezca, fréjol con guineo, fideo con papas, zambo con choclo y poroto
tierno, arroz con pescado, zapallo con leche y miel con quesillo y pan.
Don Luis León Vargas, designado “Guionero del Viernes Santo”, dijo que para
este día había comprado: un quintal de arroz y uno de papas, dos arrobas de
fideo, cincuenta pescados, dos chimbuzos de miel, diez libras de quesillo,
quinientos panes y todos los granos y productos que se dan en la zona (fréjol,
zapallos, zambos, achogchas, guineos, lechugas, entre otros) para darles de
almorzar, a por lo menos unas 300 personas.
Los alumbradores
Al igual que los guioneros se hacen anotar en la casa del síndico, y entre
las funciones de ellos es el sacrificio que le dedican el día Jueves Santo,
velando en la iglesia toda la noche al Santísimo Sacramento. Para cumplir con esta penitencia son bañados
en aguas aromáticas en la mañana del jueves y a partir de las 18h00 junto con
su esposa y los “sahumadores” están sentados cada uno en una silla frente al
Altar Mayor sin poder desde ese momento dormirse un solo instante hasta que
sean las 06h00 del siguiente día.
Llevan consigo 30 velas por ellos mismos confeccionadas que tienen una
dimensión aproximada de un metro de largo.
Dicen que con esta cantidad de velas les alcanza para alumbrar a la
iglesia toda la noche.
Los sahumadores
Los sahumadores son niños generalmente de la misma familia, que, ya sea en
la iglesia o en donde está velándose el Santo Guión, en unos braseros
especiales compuestos con flores y otros adornos, no descansan toda la noche de
poner carbón e incienso en los sahumerios para aromar el ambiente.
Tomado del libro de leyendas y
tradiciones: HUELLAS, página 99 / mayo 2006.
Autor del libro: Eduardo Pucha
Sivisaca.
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