jueves, 1 de diciembre de 2011

MACARÁ: Yo no fui pasador


¡YO NO FUI PASADOR!

Leyenda y tradición


SEGUNDO PREMIO INTERNACIONAL

EN EL PRIMER CONCURSO DE CUENTO
ORGANIZADO POR EL
“CONSEJO HISPANOAMERICANO
DE ARTES Y LETRAS”
EN LA CIUDAD DE MACARÁ, El 26 DE NOV. DE 2011

Por: Eduardo Pucha S.


Se me ocurrió escribir,
lo que don Efrén nos cuenta
dice que es historia cierta
deslindo, si la inventa.




Don Efrén Sánchez vive en el barrio El Coco a 10 kilómetros de distancia desde la ciudad de Macará. Tiene en la actualidad 84 años y dice que es uno de los primeros que llegó aquí, en 1942.
En su humilde casa a filo de carretera y muy cerca al Río Macará, sentado en una silla plástica, junto a una mesa de madera perdiendo el color, puesto un pantalón café oscuro, camisa celeste clara y una gorrita blanca,
se apresta a conversar con un dejo lento, que parece cuidar las palabras cuando responde; y con una penetrante mirada dominando a su interlocutor, continúa: mi madre era de San Antonio de Cariamanga y mi padre de la tierra de Naún Briones, Cangonamá. Decía que por ahí la gente era jodida, cuando se iban a las fiestas, se tomaban unas cuatro copas y armaban el relajo: puñetes, cuchillo y pun, pun… bala. Como no había ley, hacían lo que les daba la gana y nadie les juzgaba. Cansado de vivir en esta zozobra, decide irse a trabajar en la hacienda La Tina de propiedad de don Felipe Burneo, en el Perú. Van con él otros cangonameños de apellido Bustos y Jaramillo.
Esto es más o menos en 1925; y por este tiempo la conoce a mi mamá, se casan y en la localidad de Chirinos, nazco yo.
¿En dónde queda Chirinos?, ¡en el Perú, amigo!, ¡en el Perú! ¿Entonces, es usted peruano?, ¡peruano, yo! ¡No carajo! ¡Nací en Chirinos por casualidad! Soy bien ecuatoriano.
Cuando tenía diez años vine a Macará y me fui a vivir en la hacienda El Coco que en ese tiempo no tenía dueño, estaba embargada por el fisco, los dueños no habían pagado los impuestos, entonces como es natural, era del Estado.
¿Entonces usted es agricultor? Claro que sí, responde.
¿A más de agricultor, usted trabajó como pasador? –le digo-.
¡Quién le ha dicho semejante barbaridad!, -me responde enojado-.
¡Yorqui Llacxaguanga! –continúo-
¡Esas son invenciones de él! Dígale que no sea majadero y calumniador. Es más, él es muchacho para mí. ¡No sé cómo se inventa estas cosas!
Luego de insistir y dándome cuenta que el término pasador no le gustó en absoluto, porque intuí, se refería a otra cosa, cambié de estrategia y seguimos conversando, pero siempre exhortando en el tema de los pasadores y entonces dice: ¡Ah!, ¡es que yo le entendí que me preguntaba de los pasadores de la blanca!, -sonríe– ¡o, los pasadores de gasolina!
Usted me ha estado preguntando de los Pasadores del río Macará. ¡Claro! –le digo-, de ellos.
Bueno, no trabajé en eso, pero desde muchacho vi. Cuando la población era pequeña, pasaba la gente de una orilla a la otra en potos, porque el río era caudaloso. Conforme el comercio aumentaba, comenzaron a pasar: harina, sal, pescado, algodón, latas de kerosén y manteca desde el otro lado, en tanto que nosotros pasábamos al Perú: maíz, zarandaja y chancaca.
Ser pasador del río, era una forma de trabajo que realizaban algunos paisanos para trasladar a personas y productos de la una orilla del río Macará a la otra orilla allá en el Perú; decían que el río es el lindero, pero para nosotros no había.
Yo era niño aún, ahí conocí algunos pasadores, creo que eran los primeros: El Gato, Chopaso, Çhacles y Palapas. Eran, buenos nadadores, es que para ser pasador tenían que saber nadar. ¡Ellos así trabajaban para ganarse la vida!
Con curiosidad le pregunto ¿Quién era El Gato? Con toda naturalidad responde: es el sobrenombre de Rogel Jaramillo; Chopaso, era Arturo Jaramillo; a Manuel, Lucho y Modesto Rodríguez le decían los Chacles; y a unos señores Herreras que eran cuatro, les decían Palapas.
A un inicio pasaban el río utilizando unos potos grandes, como el negocio era bueno, se inventaron una especie de troje con palos de balsa que traían de Sabiango y por último hicieron canoas, ¡más moderno!
Siempre don Efrén me dejaba con la curiosidad, entonces le pregunto, ¿cómo es eso de pasar el río con potos? -dice -. Allá en el Perú, en los poblados de Catacaos, Vice y Sechura, sembraban y cosechaban esta especie de potos que no se da aquí. Eran unos potos bien grandes del tamaño de un chimbuzo de unos cinco galones más o menos, los mismos que los utilizaban como boyas.
Habían dos clases de potos, los unos los llamaban los chicheros, porque eran pequeños y servían como vasija para tomar chicha, y los grandes servían para las boyas. Esos potos eran bien buscados; los peruanos venían a vendernos y de aquí avanzaban de Sabiango para arriba.
Para utilizar el poto hacían una ranurita que entre la mano y de ahí se cogían bien; el pasador iba adelante a nado halándolo y el otro atrás chapaleando. Además metía en el interior del poto la ropa del interesado para que no se moje.
El trabajo era rentable, entonces se idearon una especie de lancha construida con palos de balsa, era una casetita parecida a un troje, palos cruzados y amarrados con sogas o unidos con clavos o pernos, y entonces ahí metían las cosas.
A este troje lo halaban con sogas entre tres o cuatro personas según como esté el río. ahí ya podían meter más carga y personas. ¡Llenaban y pasaban!
Este sistema del poto con la aparición del troje, desapareció; pero el troje duró poco porque conforme crecía la población de ambos lados aumentaban los pasadores y se idearon construir los botes de madera.
Antes del año cuarenta había los potos. ¡El bote fue el último modelo que utilizaron los pasadores!
Cuando construyeron el Puente Internacional, se terminaron los pasadores y se quedaron sin trabajo.
Habían pasadores: muy buenos, buenos, regulares y malitos también. Cuando el río estaba crecido, no descansaban los pasadores buenos; y en verano, tenían trabajo los malitos, y claro, la paga no era mala, ¡cinco sucres!
¡Ah, olvidaba un detalle! -le digo- ¿Cómo recuerda a Macará en su niñez?
Cuando tenía 10 años conocí Macará, esto fue en 1937, era un caserío pequeño, solo había una calle larga, la principal desde la iglesia hasta bien abajo. Las casas eran dispersas, unas por aquí, otras por allá, más de unas cincuenta no habían.
Comienza a oscurecer y trato de despedirme, entonces don Efrén me dice, ¡caramba!, usted debe estar ganando un buen billete por hacer esto.
¡Quién me va a pagar, le digo!
¿El Municipio pes, dice?
¡Noo don Efrén, a mí no me paga nadie!, este es mi oficio como el de los pasadores del río.
Sonríe y termina diciéndome: ¡Ah, pícaro!, a usted si le pagan, ¡yo que le doy la información, tenga por seguro, no he de recibir nada!



N.B.- El mérito del presente concurso es que se lo tuvo que escribir en la ciudad de Macará ese mismo momento, es decir, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde, hora tope en que se cerraba el concurso, y el tema tenía que ser exclusivo de la historia y el patrimonio cultural de Macará.



Macará 26 de noviembre de 2011




COMENTARIOS PERIODÍSTICOS

Diario “Centinela” – Loja
Viernes 2 de diciembre de 2011

ESCRITOR LOJANO TRIUNFA EN CONCURSO

El escritor lojano Eduardo Pucha Sivisaca, miembro del taller de literatura Pa´labrar de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de Loja, ganó el concurso de cuento, en el marco del III Encuentro Hispanoamericano de Artes y Letras, realizado en Macará los días 25 y 26 de noviembre.
Según las reglas del concurso, debían escribir in situ y en un tiempo determinado, previo a un recorrido por los lugares turísticos e históricos de Macará o a través de entrevistas con miembros de la comunidad, o simplemente mirando la belleza de los paisajes, la hermosura de sus mujeres o algo por el estilo.
En el caso del escritor Pucha elaboró su cuento en base a una entrevista con Efrén Sánchez, octogenario que vive en Macará desde hace más de 70 años. La historia que narra está estructurada como cualquier cuento folclórico: introducción, nudo y desenlace.
Pero, como es su estilo, en este caso hace hablar al personaje central, justo para que la narración se torne interesante y creíble. Por eso, con mucha naturalidad corre el verbo de don Efrén Sánchez que es el protagonista central. La trama está bien encadenada y todos los recursos narrativos coadyuvan a dar un trabajo coherente.
El fallo del jurado determinó que el cuento “¡Yo no fui pasador!”, de Eduardo Pucha sea el ganador del concurso que en este caso ya resulta un triunfo internacional.
Los talleristas se congratulan con tan valioso premio y de este modo el taller de literatura continúa cosechando triunfos.

Noticias Loja

LA HORA
Obtiene premio
Domingo, 4 de Diciembre de 2011


Con el cuento “¡Yo no fui pasador!”, Eduardo Pucha Sivisaca, se hizo acreedor al Segundo Premio, en el concurso internacional de relato que organizó “El Consejo Hispanoamericano de Artes y Letras” en su III Encuentro de escritores, poetas, pintores y músicos realizado en la ciudad de Loja, en su primera fase y en la ciudad de Macará, en la segunda, los días 23, 24, 25 y 26 de noviembre de este año.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

CHUQUIRIBAMBA: Leyenda, La guagua aparishca

LA GUAGUA APARISHCA


¿Adoratorio aborigen o monumento natural?
La Guagua Aparishca está ahí. No se sabe desde cuándo, pero está allí
Es un hermoso monumento que sobresale en la peña, ubicada en el cerro Santa Bárbara, y que al mirarla desde un determinado ángulo, sin lugar a equivocarnos, observamos la forma de una mujer bien grande cargando en su espalda un bebé. Se calcula una altura aproximada de cien metros desde su base. Aseguran los mayores que, es un Adoratorio construido por nuestros aborígenes hace cientos de años, para rendir culto a la Pacha Mama; así mismo se comenta que por el pie de la Guagua pasaba el camino real que lo utilizaron nuestros antepasados hasta y después de la llegada de los españoles. Se dice que aún se pueden observar en los bordes de la peña, jeroglíficos y escritos que nos dejaron a su paso.
El comentario va más allá, y se cuenta que algunas personas cuando han llegado a ella, se les abre una hermosa puerta, que mirando desde afuera se quedan deslumbrados, pero que cuando quieren ingresar no han podido.
Del cerro Santa Bárbara para atrás existe una gran planada cubierta de pajonales, en donde también aseguran muchas personas, haber visto un hermoso jardín de plantas medicinales y exóticas como: caña del cerro, chuquiragua, canchalagua, trencilla, cedrón, tipillo, congona, orégano, entre otras, las mismas que son utilizadas por los curanderos de Gualel, San Lucas y aun de Chulucana que llegan en busca de estos vegetales milagrosos.
Don José Pucha, octogenario del lugar, cuenta que cuando era joven, a este lugar llegaba cada quince días para rodear el ganado suelto que tenían sus familiares, y que un día cuando estuvo en el Plan de Santa Bárbara, se dirigió por un sendero que al parecer iba a dar al camino que conduce a Santiago, y se encontró con una infinidad de piedras grandes talladas, unas con figuras humanas, otras con figuras de objetos como: cántaros y botellas. Continuó camino adentro y cuando sorpresivamente se encontró con una hermosa pirámide a la que se la conoce como: “La Piedra Paltada”. No sé quiénes la construyeron ¡Si lo gentiles o los incas! -dice- pero estaba allí. ¡Era linda, ancha, más o menos como el umbral de una puerta y sobre él se asentaba una bola de piedra de unas doce arrobas más o menos! ¡Tenía un ensamble que no se veía! Yo la iba a ver siempre, porque La Piedra Paltada era mi curiosidad.
Me fui tantas veces, hasta que en una ocasión ya no la encontré porque la habían tumbado, y a la bola de piedra la habían hecho rodar para el lado de Santiago. ¡Tampoco se supo quiénes la destruyeron! Concluyó
También dicen que los cerros: Yanatronco y la Guagua Aparishca se parecen a una pareja de casados, y que por motivos tan simples pelean, botándose barretas y varillas de plata y oro. ¡Pero siempre pierde Yanatronco!

sábado, 29 de octubre de 2011

MANÚ: Cerro de Arcos

CERRO DE ARCOS, MONUMENTO NATURAL

 
 Por: Eduardo Pucha S.
 
A quien guste del turismo ecológico, tiene una nueva alternativa, visite el Cerro de Arcos, que se encuentra ubicado en la parroquia Manú, perteneciente al cantón Saraguro. Se llega a este lugar desde la ciudad de Loja en cinco horas, y desde aquí con un guía puede ascender en una camioneta por un camino piloto hasta las cercanías del cerro. Se hace hasta ahí, hora y media.
Nuestro guía, Baudilio Macas, muy orgulloso cuenta que nació en Río Negro lugar cercano al Cerro de Arcos; esta es la razón por la que se precia conocer los secretos del páramo y los misterios del cerro. Antes como no había carretera, cuenta que hacían cinco horas caminando en acémila. En la actualidad se llega hasta la Cordillera de Sabadel en carro y de ahí se camina un poco hasta llegar al monumento natural de Arcos.
Se llama así porque su formación rocosa está compuesta de algunos arcos naturales y los turistas pasan por debajo de ellos. Es un lugar muy bonito, se lo conoce íntegramente conducido por un guía del lugar. No intente ir solo, porque si la neblina baja, corre el peligro de perderse.
El trayecto para llegar al cerro es el siguiente: desde Manú por una carretera angosta pasamos por, El Salado, Mirador de Bellavista, Valle Hermoso, Huambusari, Río Negro, La Encrucijada, Las Cuevas, Cordillera de Sabadel Alto y la Laguna de las Curiquingas. Desde este lugar se observa la caprichosa orografía del Cerro; al fondo grandes pajonales, bosques de pino y moles de piedra que le da una fisonomía singular. El frío y la espesa neblina son característicos de la zona.
Ya en el cerro, el recorrido se lo realiza por un amplio sendero que pasa por los arcos y los refugios en donde los turistas hacen su descanso. Luego se llega a la Cueva Sonora y a la Plaza de Piedra; de ahí se puede divisar un hermoso mirador y gran cantidad de peñas de formas vistosas, por ejemplo hay una inmensa que se parece a tortuga, otra que la llaman Nariz del Elefante, El Sacerdote, y así… Luego se continúa a la Cueva del Diablo, otros arcos y más. Toda la belleza de este monumento natural se puede observar cuando el cielo está despejado y el clima bueno.
Leyenda del cerro de arcos
Ángel Armijos Tituana, es un septuagenario que vive en la parroquia de Manú; le gusta mucho conversar sobre las cosas de su tierra. Cuando le preguntamos sobre el cerro dice, es muy bonito, unos piensan que es obra de los Incas, otros no. Sea como sea, el cerro está ahí, y ahora es muy visitado por los turistas.
Hay algunos relatos. Dicen que cuando no había carreteras los zarumeños venían por los caminos de herradura con sus productos a venderlos acá; entonces en una ocasión cuando pasaban por ese lugar vieron en los arcos unas hermosas campanas de bronce; pero que los cabos que cuelgan para tocar no eran cabos, sino chorritos de agua cristalina. Eso veían unos, mientras que otros no.
De Arcos para abajo, hay un camino que se llama Chinchapal, en otra ocasión dicen que los negociantes venían a vender panela, de pronto uno se adelantó y cuando se dio cuenta estaba perdido en una gran ciudad; sorprendido en el lugar que estaba, decidió vender sus productos y regresarse. Con el dinero que obtuvo compró todo lo que necesitaba y regresó maravillado de la bondad de su gente y la belleza de la ciudad. Como en esta vez le fue muy bien, regresó con más productos, pero lastimosamente a dicha ciudad no la pudo localizar. Dicen que hace cientos de años en Arcos se encantó una ciudad.
¿Hace qué tiempo se perdió el zarumeño en la ciudad encantada? ¡Hace unos noventa años!, concluye don Ángel Armijos

martes, 20 de septiembre de 2011

EL BANDOLERO LOJANO: NAÚN BRIONES


Por Eduardo Pucha S.

A más de 76 años de su muerte, la gente del medio rural, especialmente de la zona fronteriza Ecuador – Perú, lo recuerda con nostalgia y guarda aún en su memoria relatos muy interesantes que a través de la tradición oral nos traslada a un realismo mágico del siglo anterior. Cuentan que Naún, viviendo en carne propia el dolor, la miseria y la injusticia social, desde muy joven se convirtió en bandolero y se propuso arrebatar algo de las fortunas a los ricos y terratenientes para entregar a los pobres.
Claro está, que la mala distribución de la riqueza, lo encaminó a tomar estas decisiones; y cómo no iba a sentirse marginado, si para él estaba clara la injusticia y desigualdad social; ¡la realidad histórica así lo demuestra! Toda la provincia de Loja, en ese entonces, me refiero al siglo anterior, estaba dividida en grandes latifundios, posesionados solamente por tres familias pudientes: los Eguiguren con 14 haciendas; los Burneo con 10; y los Valdivieso con 6; y con latifundios menores, pero significativos, también los Arias, Samaniego y Riofrío.
Naún Briones vivió en una sociedad llena de desigualdades muy parecida a la actual, la riqueza del país concentrada en pocas familias y grupos de poder.
Los campesinos, especialmente los chazos lojanos que habitan en el cordón fronterizo, son los que más lo recuerdan, y alrededor de él se han tejido historias y ficciones que son parte de nuestro patrimonio narrativo cultural, relatos que tienen algo de verdad, algo de historia y algo de fantasía; pero ante todo, más de leyenda y tradición que resistiendo al tiempo se niegan a borrarse de la memoria colectiva.
En el pueblo lojano, sigue presente el recuerdo de Naún. Pero, ¿Quien fue realmente Naún Briones?, ¡se preguntará la juventud actual! Naún Briones, fue un hombre de carne y hueso que vivió en el siglo anterior. Nació el 26 de noviembre de 1902, allá en Cangonamá perteneciente al cantón Paltas, y murió el 13 de enero de 1935 en Sozoranga, acribillado por un pelotón de carabineros al mando del Mayor Deifilio Morocho. Fue un bandolero.
Allá en Sozoranga, el octogenario, don José Alfredo Narváez, me contó este hermoso relato que hoy lo comparto a los lectores: MI TÍO LO CASÓ A NAÚN. Es una narración sencilla, curiosa y ante todo muy original.
Dice así:
¡Verá!, en la escuela del barrio Tumbunuma, a una legua de distancia desde aquí, era profesora la señora Isolina Jaramillo, hermana de Dolores Jaramillo Mora, y como Naún andaba esquivándose de la tropa de Deifilio Morocho, una vez llegó a ese lugar y ahí es cuando la conoce a Dolores y se enamora de ella. No demoró mucho le propuso matrimonio, y mi tío, el cura Alfredo Narváez en 1934 es quien los casó. El matrimonio fue calladito, lo realizaron a la media noche. No disfrutaron mucho porque en enero de 1935 murió Naún.
La gente decía que lo amenazó al cura y que le puso el cañón de la pistola en la sien para que lo case; ¡eso no es cierto! Mi tío contó que Naún era un joven “muy educado, y que con toda delicadeza le solicitó que los case”, remarcaba, “¡era sencillo y muy educado!”
Dolores era una joven morenita y bien simpática. Tenía 7 años más que Naún, no era mucho, pero era, mayor a él. Fue muy devota, decían que se había casado con Naún para salvarle el alma, ¡si, esas eran sus intensiones!
Yo fui amigo de Dolores, ella me contaba que Naún era un hombre bohemio y generoso, un gran hombre que no ofendía a nadie aquí, y es por eso que tenía muchas amistades.
Ahora, cuando se refiere a la muerte de Naún, continúa:
¡La tropa los acorraló en la quebrada! Los cerraron en círculo: desde Los Pozos bajan por aquí cerca de La Loma, se encuentran con el barrio La Cruz y Guamaní; entonces, Naún y sus compañeros estaban entrampados y sin salida. Yo vivía con mi madrina y le digo a ella, ¡ya lo entramparon a Naún! ¿y cómo sabes, me dijo? ¡Vaa!, contesto, ¡están disparando a la redonda!, le están estrechando por todos los lados!
Cerca de Piedra Liza había una laguna grande, más arriba una peña. Ahí se refugiaron Rindolfo Espinosa, Victor Pardo y Naún. Le hicieron bastante resistencia a Deifilio Morocho hasta que sin poder capturarlo, ordenó dinamitar la peña. No murieron enseguida, alcanzó la absolución del padre, solamente Rindolfo Espinosa; decían que le encontraron puesto en su cuello el escapulario de la Virgen del Carmen. ¡Había sido devoto de la virgencita! A Víctor Pardo le habían vaciado los sesos. Pero a Naún ¡no le pudieron matar!, se suicidó. Eso se constató porque en 1988 cuando sacamos sus restos del cementerio antiguo para colocarlo en el actual, ahí estaba visible aún el hueco que él mismo se propinó en la cabeza.
Después a los muertos los trajeron al Cabildo para hacerles la autopsia. Fue don Abrahan Muñoz quien hizo este trabajo. Yo, descuidándola a mi madrina vi toda la autopsia. Don Abrahan, con la ayuda de otras personas, pesaron en una balanza de mates los sesos de Naún. No recuerdo bien si fueron dos o tres libras y media que pesó. Abrahan Muñoz era un viejito talabartero que siempre lo llamaban para que haga estos trabajos.
Dolores Jaramillo, su mujer, mandó a hacer una buena caja para Naún, igual para Víctor Pardo sus familiares; pero a Rindolfo le hicieron una mediana porque no tenía familiares aquí.
El 14 de enero, el Padre Alfredo Narváez celebró la misa de cuerpo presente para los tres. Yo recuerdo, que dijo: “Ayer Sozoranga se vistió de luto, fue el día más triste, tres vidas se opacaron. Culpables o no, Dios los llamó a su lado y hoy están caminando hacia el Señor”. En tanto que sus compañeros le compusieron las siguientes coplas que después las cantaban en el pueblo:
Más de cien soldados vienen
a emboscarlo en Piedra Liza
la gente asustada llora
el cielo truena y graniza.

Con la sangre de Naún
la laguna se tiñó
Sozoranga se asustó
por la muerte de Naún.

Dijeron que lo mataron,
pero eso no sucedió
los pobres aseguraron
que él mismo se disparó.

En los cantones lojanos
sin miedo camina aún
tranquilo, valiente, ufano,
el bandolero Naún.

“No cabe duda que Naún Briones fue un bandido, pero un bandido muy decente”.
Hago mías las palabras de Cordobés Maure, escritor colombiano que dice:


“El pueblo me lo contó
y yo al pueblo se lo cuento
y pues la historia no invento
responda el pueblo y no yo”


N.B.- Este relato fue socializado a través del Taller de Literatura "P´alabrar" de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja, en el Primer Encuentro Literario Internacional "Quito, ciudad de Letras", realizado en el Centro Cultural Benjamín Carrión, en la ciudad de Quito, el día 21 de septiembre de 2011.


martes, 6 de septiembre de 2011

OLLANTAYTAMBO, CAPITAL MUNDIAL DE LA INDIANIDAD

Ollantaytambo, o “Tambo de Ollanta” es un ancestral pueblo ubicado en la provincia de Urubamba; está a 76 km desde el Cusco. Se diría que es la puerta de entrada al santuario de Machu Picchu. En este lugar encontramos los vestigios de un conjunto arquitectónico de piedra labrada que pertenece a la etapa “Inca Imperial”, perteneciente a los reinados de Pachacútec y Huayna Cápac. Aseguran que es el último pueblo inca viviente, actualmente crece en el mismo lugar donde sus constructores diseñaron, poniendo de manifiesto todo su ingenio artístico y científico. Hace décadas, en un Encuentro Mundial de líderes indígenas, la declararon como Capital Mundial de la Indianidad.
Su denominación proviene de “Ollanta”, que es el nombre de un capitán de las huestes del Inca Pachacutec y “Tambo” españolizado de Tanpu o lugar de descanso, es decir se refiere a una ciudad que ofrecía albergue, alimentación y comodidad para los caminantes incas. Las comunidades más cercanas son: Pallata, Huilloc, Patacancha y otras con sus características comunes que le dan aún ese colorido y añoranza incásica, ya por su raza, vestimenta, costumbres y tradición.
Nativa de este lugar es la señora Janneth Sota; cuenta que cada 28 de julio aquí se festeja el Ollantayraymy en honor al Dios Sol, así como también se recuerda el nombre del Inca Ollantay, de quien se deriva el nombre del pueblo.
-Continúa- Se han encontrado 240 restos arqueológicos, uno de ellos es el que se ve en esa lomita del cerro Pinkuylluna. Ahí se encuentra el colegio y la carceleta. Como ve usted es una construcción bien grande de piedra, tiene muchas puertas y ventanas, se cree que fue un centro educativo o un lugar para albergar a prisioneros. En esa misma dirección se observa el Tunupa, roca que tiene la forma de indio, piedra tallada grande.
De aquí a mano izquierda encuentra el Templo del Sol, lugar más visitado por los turistas. En la parte superior que posiblemente era el Altar Principal, descanzan seis piedras rectangulares colocadas de punta una al lado de otra, cuyo peso se calcula en unas noventa toneladas cada una.
En las demás comunidades del distrito de Ollantaytambo existen más vestigios, como por ejemplo el molino de piedra hidráulico de Ñawinpata, que servía para moler el maíz, el trigo, la quinua; las canteras de Polcaracay que son terrazas que utilizaban los aborígenes para el cultivo; también el nevado la Verónica que es el más alto de todo el Valle Sagrado.
Los incas más recordados son: Ollantay, Pachacútec y Piquichaqui, quien era el encargado de llevar los mensajes a los Incas y a las Ñustas, en unas soguitas amarradas con diferentes nudos de tamaño y color llamados quipus. Si quieres llevar de recuerdo un quipu, aquí lo puedes conseguir, puesto que los que venden artesanías, mandan a tejer en las comunidades cercanas.

Loja a 3 de septiembre de 2011

viernes, 19 de agosto de 2011

CUENCA: La fiesta de Zhizho

LA FIESTA DE ZHIZHO

Por: Eduardo Pucha S.


Eran las 11 de la noche del 30 de julio de 2011, cuando en la iluminada plaza del barrio Zhizho perteneciente a la parroquia Victoria del Portete, llegaron desde la ciudad de Cuenca los integrantes de la Banda de músicos “San Miguel Arcángel” y ubicándose en los bajos del corredor de una casa adjunta a la iglesia, comenzaron a afinar los instrumentos.
Indistintamente, pun, pun, pun sonaba el bombo, chin, chin chin, los platillos, tata tatá, tata tatá, el redoblante, en tanto que otros soplaban bocanadas de aguardiente de punta en los clarinetes y saxofones para aflojar un poco los sonidos resecos por el viaje, y de inmediato entonar melodías alegres para la quema de la chamiza, los castillos y el baile de la vaca loca con el Indio Lorenzo y la Mama Juana; todo esto en honor a la Fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro.
A un costado, en un espacio grande desafían imponentes dos hermosos castillos que superan los 15 metros de altura, en otra esquina montones de ramas secas de hojas de eucalipto listas para encender fuego y contrarrestar el frío cortante de la noche.
Víctor Sivisapa, morador del lugar dice: la misa fue a las ocho de la noche, aquí estuvieron presentes las pendoneras, floreras y platilleras; después participó la juventud con coreografías y bailes folclóricos
Luego de pocos minutos comenzará la quema de los castillos –dice-. Como ve usted ya están encendiendo la chamiza, ramas de eucalipto que fuimos a traerlas esta mañana con don Antonio Wiñansaca, Israel Campoverde, Juan y Enrique Pinos, Lizardo Toapante y más.
La fiesta se la hace con la colaboración de algunos priostes. En este año le correspondió a don Alexander Chapa con Iván Maxi, quienes residen en Estados Unidos; ellos coordinan con los de de aquí tanto para las programaciones religiosas, así como para las sociales, culturales y deportivas. ¡Mire, los castillos, la mayor atracción de la noche, fueron donados por los hermanos Fabián y Walter Chapa, que también viven en el exterior.
Grandes lenguas de fuego se elevaron por la quema de la chamiza, matizada con el recorrido saltarín de dos vacas locas alrededor de los castillos; el baile del indio Lorenzo con la Mama Juana que matan de risa a los presentes.
Conforme avanza la noche llega el momento más esperado: la quema de los castillos. Bullicio y colorido; con olor a humo y pólvora se activan los cohetes y camaretas y uno a uno de los castillos van iluminando el firmamento, convirtiéndose en un verdadero derroche de melodías, truenos y luces.
Termina esta programación, se inicia el baile en la plaza.

miércoles, 25 de mayo de 2011

MACHU PICCHU, SANTUARIO ESPIRITUAL DE LOS INCAS




MACHU PICCHU



Machu Picchu es una ciudadela Inca construida con muros y paredes de piedra a mediados del siglo XV. Está ubicada en el departamento del Cusco, provincia de Urubamba - Perú, cuya estructura conmociona a propios y extraños, razón por la que en el año 2007 resultó elegida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Con un caprichoso diseño arquitectónico y peculiares trabajos de ingeniería civil e hidráulica, supera lo imaginable. Los Incas levantaron la ciudadela en el peñón rocoso que unen las montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu, en la vertiente de los Andes.
Los guías del lugar refiriéndose a Machu Picchu, dicen que fue Fortaleza Militar del Inca Pachacútec, en tanto que otros manifiestan que fue un Santuario Religioso. Sea lo que fuere, es una grandiosa obra monumental.
Está ubicado a 2.438 metros sobre el nivel del mar y ocupa un extenso espacio con 172 edificios y un sinnúmero de terrazas de cultivo.
Se llega a la zona arqueológica a través de dos caminos. El uno, ascendiendo en bus desde la estación del tren en Aguas Calientes, lugar al que se llega solamente por ferrocarril; y el otro, por el Camino Inca que lo hacen en caminatas que superan los 3 días de recorrido.
Cuentan que el Norteamericano Hiram Bingham quien investigaba los últimos reductos incas de Vilcabamba, en el año de 1911, guiado por el niño Pablo Recharte llegó hasta las ruinas que se encontraban cubiertas totalmente de maleza. Desde esta fecha se inician estudios científicos y excavaciones arqueológicas, para luego convertirse en el lugar turístico más visitado por nacionales y extranjeros.
Para llegar hasta El Cusco desde la ciudad de Loja se utilizan 51 horas de recorrido y desde este lugar a Machu Picchu 3 horas en bus y ferrocarril, total 54.
El recorrido es el siguiente: Loja – Piura (8 horas); Piura – Chiclayo (4 horas); Chiclayo - Lima (12 horas); Lima - Arequipa (17); Arequipa –Cusco (10 horas); Cusco – Ollantaytambo (hora y media); Ollantaytambo – Aguas Calientes (en tren hora y media); y Aguas Calientes – Machu Picchu (un cuarto de hora en bus ecológico).
Si utiliza vía aérea la ruta sería: Piura – Lima; Lima – Cuzco.

El Cusco
El Cusco es una ciudad construida -según dicen- sobre las ruinas de la antigua capital de los Incas, se nota claramente el diseño con sus calles estrechas y todas empedradas y sobre las bases de las paredes de piedra que construyeron sus casas los Incas los conquistadores construyeron las suyas, por eso la denominan Ciudad Imperial.
Conserva intacta la arquitectura colonial, en las casas, calles e iglesias.
Aquí los lugares más sobresalientes son: la Basílica de la Catedral que en su interior conserva una inmensa riqueza del arte barroco colonial con sus tallados de madera únicos en su estilo. Dicen que el Altar Mayor está enchapado en oro puro y el resto de la iglesia en pan de oro.
Destacan en esta ciudad las soberbias cúpulas de las iglesias y las campanas que repican en sus torres; La iglesia de la Compañía de Jesús en donde mantienen un museo; la Universidad de los Jesuitas considerada como la segunda en Latinoamérica que abrió sus puertas en el tiempo de la colonia; el Palacio Real del Inca Roca, construido hace más de 700 años y que en el muro de la pared principal se encuentra encajada una piedra con 12 ángulos que a decir del guía del lugar,
“es una piedra clave”, porque encaja tan bien con las 11 piedras que están a su alrededor. Dice que aquí se plasma todo el conocimiento y la ciencia de la humanidad: matemáticas, astronomía y la filosofía, y desde luego el da una explicación lógica; el templo San Blas, aquí se encuentra un pulpito tallado en un solo tronco de madera, su autor dicen que fue un indígena quien dirigido por los sacerdotes de esa época puso todo su talento creativo para lograr tan hermosísima obra religiosa, que nos deja absortos por el sinnúmero de detalles que hay en su tallado como: figuras variadas, santos, ángeles y más.
Otra de las grandes maravillas que encontramos en la ciudad del Cusco es el QORIKANCHA, en dónde posiblemente está la mayor riqueza arqueológica Inca. Su construcción está intacta construida con piedras azules imperiales de gran tamaño y peso. Aseguran que todas estas paredes estaban revestidas con planchas de oro, las mismas que las sacaron para llevarlas a Cajamarca al rescate de Atahualpa en 1533; en este mismo lugar se encuentra el templo Inca del Arco Iris, admirable arquitectura del Inca imperial, aquí se conserva la “mesa del sacrificio” que consiste en una piedra grande cuadrada para sacrificar vidas humanas para sus dioses; también está el nicho ceremonial, el templo de las estrellas en donde vivía el rey, los sacerdotes y astrónomos para predecir el tiempo; el altar del Dios Inca y el observatorio astronómico.
Por último encontramos el templo del sol que -según dicen- toda su estructura estuvo cubierto con planchas de oro, en donde el Rey Inca realizaba sus actos ceremoniales.
Vale recomendar que en los descansos que se hace en las ciudades de paso, visite: En Chiclayo: Pimintel; en Lima: El Salto del Fraile, Chorrillos, Barranco, Parque de los Enamorados, y todo el Centro Comercial Larkomar, entre otras; en Arequipa El río Chili, Caima, Mirador de Sachaca, La Manción del fundador de Arequipa el capitán Garcí Manuel de Carvajal, el puente Bolañez (colonial), los cultivos con el sistema de terrazas que utilizaron los Incas, etc.

29 de mayo de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

CHUQUIRIBAMBA: Las escaramuzas

FIESTAS EN CHUQUIRIBAMBA

 
LAS ESCARAMUZAS
Las escaramuzas son unas de las pocas distracciones folclóricas que se mantienen y se dan en la provincia de Loja, y que gracias a la tradición y la fe religiosa, se han popularizado en nuestro pueblo desde 1924.
Se trata de un rodeo criollo que con el pasar del tiempo ha ido tomando características tan originales y propias, que la realizan todos los años la última semana del mes de abril, los devotos de “San Vicente Ferrer”, como una “promesa de fe”.
Este singular espectáculo se inicia así: el guía principal de la escaramuza, con anticipación prepara a su gusto escenas y coreografías costumbristas, acontecimientos históricos y acrobacia sobre los caballos. Lo infaltable de todos los años es la formación de las 16 letras que componen el nombre del santo, y que los jinetes se esmeran por hacerlo mejor.
El día domingo luego de terminada la misa, con la gran bulla de cohetes y en una multitudinaria procesión encabezada por las bandas de músicos, entonando cada una canciones alegres, toda la gente del pueblo la traslada a la imagen de San Vicente Ferrer hasta la pampa de Cocheturo, y tras la procesión se enfilan más de un centenar de caballos bien aperados y adornados con atavíos diferentes, así como sus jinetes, de acuerdo a su posibilidad económica.
Los jinetes, bajo la dirección de sus guías se ubican en las cuatro esquinas de la pampa y en forma elegante y caprichosa cada uno demuestra sus destrezas en la presentación que hacen ya en trote, así como en carrera, dando colorido a la coreografía preparada.
Por otro lado están los “disfrazados”: monos, osos y negras, que con una olla de colada de harina de maíz, con la cuchara “mama” les echan o les frotan a todos los curiosos e impertinentes que cometen el desorden y los amontonamientos. Esta es una forma tan original de controlar el orden a fin de proveer el espacio adecuado por donde tienen que correr los jinetes.
Mientras se realizan las carreras que duran aproximadamente dos horas, al finalizar, comienzan los jinetes a sacar de sus alforjas: naranjas, maduros, limones dulces y manzanas que llevan para lanzar al público. Es un espectáculo maravilloso. Los niños y aún los ancianos se forcejean por coger una fruta. En algunas ocasiones lanzan al público hasta aves de corral, y ahí es más llamativo el espectáculo.
Mientras tanto los priostes de la fiesta se ubican con ollas grandes llenas de “aguado de leche” (mezcla de leche con panela y aguardiente) en algunas esquinas de las calles del pueblo y en la pampa de Cocheturo para brindar a todos los concurrentes sin distinción de clase, edad ni sexo.

ORIGEN DE LAS ESCARAMUZAS
No se conoce con precisión desde cuándo se realizan las escaramuzas en Chuquiribamba, pero de lo que se tiene datos concretos es que en 1924, el cura párroco Dr. Carlos Eguiguren R., mandó a tallar la imagen de San Vicente Ferrer, y para la celebración de la fiesta lo nombró como su síndico al señor Abelardo Puchaicela quien ocupó esta función por algunos años.
Junto a la devoción de San Vicente Ferrer en la celebración anual de sus fiestas, se popularizaron “las escaramuzas” o “carrera de caballos”; folclórica y tradicional distracción popular que se conserva hasta la actualidad, y que cada vez va tomando características muy originales. Se dice que esta distracción popular la realizaban en la parroquia de Malacatos hace unos 50 años; en la actual parroquia de Chantaco hace unos 25 años; y en Gualaceo perteneciente a la provincia del Azuay hace unos 9 años pero en todos estos lugares con características diferentes.
El síndico de la fiesta de San Vicente Ferrer, nombra un “alcalde de escaramuzas” (dignidad honorífica muy solicitada), el mismo que se encarga de la organización del evento que se realiza el último domingo del mes de abril de cada año; éste nombra a los “guías principales” y éstos con algunas semanas de anticipación comienzan a preparar el espectáculo consistente en coreografías costumbristas e históricas, para representarlas en público en la pampa de Cocheturo. El día de la presentación se suman jinetes hombres y mujeres, con sus respectivos caballos, de todas las parroquias aledañas como una “promesa de fe y devoción”. Muchos de ellos lo hacen por un determinado número de años, en tanto que otros por toda la vida.
El día de las “escaramuzas”, desde la iglesia matriz del pueblo, millares de feligreses en procesión conducen a la imagen de San Vicente Ferrer hasta la tradicional pampa de Cocheturo. Encabezan la procesión las bandas populares de músicos del lugar entonando ritmos alegres, y tras la procesión se enfilan centenares de jinetes con sus respectivos caballos para participar en las esperadas “escaramuzas”.
El evento dura de 90 a 120 minutos, y mientras se desarrolla el espectáculo, los organizadores reparten “aguado de leche” a todo el público, las bandas de músicos entonan constantemente melodías alegres, y los pirotécnicos revientan cohetes y lanzan globos al espacio, mientras que por otro lado las negras disfrazadas y los payasitos entretienen a los niños. Unos 15 minutos antes de finalizar el espectáculo, todos los jinetes mientras cabalgan sus caballos, de sus alforjas lanzan al público: naranjas, limones dulces, mandarinas y manzanas, en cantidades considerables.
Desde 1924 hasta la presente fecha se han desempeñado los siguientes “alcaldes de escaramuzas”: Luis Bautista, Rosa Agüinsaca, Aniceto Guachanamá, Martín Buri y David Tambo; y como “guías principales”: Víctor Pucha, Segundo Tene Valle, José Guachanamá, Pío Puchaicela, Manuel Puchaicela, Lauro Guachanamá, David Tambo, entre otros.

ESCARAMUZAS LEVANTAN POLVAREDA

Estoy muy contenta observando este maravilloso espectáculo que aquí llaman “las escaramuzas”. Es hermosísimo. Esto no se ve en otros lugares. Pienso que es único. Veo también gente que está repartiendo leche en vasos grandes a todas las personas que están en la fiesta. Es maravilloso en cuanto a conservar la tradición y las costumbres del lugar” –manifestó- una de las turistas que visitaban Chuquiribamba en las fiestas del 30 de abril.
¿Qué son las escaramuzas?
Es un rodeo criollo a caballo que con sus jinetes bien ataviados, con disfraces llamativos, corren cerca de dos horas en la extensa pampa de Cocheturo representando coreografías costumbristas en honor a “San Vicente Ferrer” todos los años.
Este singular acontecimiento que se ha constituido como único en la provincia de Loja, lo hacen sus devotos como una “promesa de fe” y participan espontáneamente vecinos de las parroquias: Santiago, Taquil, Chantaco, Gualel, y los pobladores de los barrios de Chuquiribamba.
Se congregan cerca de unos doscientos jinetes entre hombres y mujeres, con sus respectivos caballos, a los que también los lucen de acuerdo a sus posibilidades económicas.
Preparativos:
Don José David Tambo Morocho, “alcalde de escaramuzas”, nos cuenta que para la realización de este evento en el presente año tiene listo 1500 litros de leche, 500 panelas, 2 libras de canela, 4 latas de aguardiente (64 litros), 90 sacos de naranjas, limones dulces, y manzanas, (en tres camionetas), una gruesa de cohetes (140 unidades), dos docenas de globos y comida suficiente para brindar a todos los participantes y allegados.
El acontecimiento
Una vez que han ingresado a la pampa, los jinetes que van adelante desenrollan una pancarta de tela de unos 10 metros de largo, con la inscripción en letras bien grandes que dice: “VIVA SAN VICENTE FERRER”. Luego de entonar el Himno Nacional inician las carreras representando diversas coreografías, hasta que en un momento forman curiosamente las 16 letras que dicen SAN VICENTE FERRER.
Aguado de leche
Desde las primeras horas de la mañana, toda la gente de la parroquia hace llegar la leche correspondiente a la ordeña de ese día, para que el “alcalde de escaramuzas” prepare el “aguado de leche” para convidar a todos los turistas y moradores del pueblo.

domingo, 27 de marzo de 2011

HASTA PRONTO... ÁNGEL

Por: Eduardo Pucha S.


“Aquellos que tú crees que han muerto, no han hecho más que adelantarse en el camino”


¿Qué es la vida?, ¡una ilusión, una sombra, una ficción! Así se interrogaba Calderón de la Barca, y en otro momento se respondía, ¡La vida es un sueño y en cenizas le convierte la muerte!

Qué difícil resulta entonces, entender y explicar este fenómeno que se da en el trajinar de nuestra vida; el destino del hombre, es morir, y el morir es tan natural, como lo es el nacer.

Estoy aquí, para encarnar el duelo de cuatro generaciones en la familia y el pueblo de Chuquiribamba; porque hablar de Ángel Benigno, es hablar de uno de los más representativos y decanos que aún lo hemos podido conservar en la familia Pucha, es hablar de la representación viva de la sabiduría y la experiencia, es hablar de un libro abierto a la vida. ¡Pero lamentablemente se nos fue!

Ángel era la esencia pura del trabajo, la solidaridad, y el deber; la esencia del amor sublime a su esposa e hijos. Era ese alguien de nobleza transparente.

¡Físicamente ya no lo veremos más! Vamos a extrañar sus pasos por nuestras calles y caminos que le eran cuotidianos. Vamos a extrañar su presencia en todos los lugares que le eran comunes. Queda un vacío grande en su casa y en este lugar sagrado, en donde religiosamente todos los domingos escuchaba los sermones en la misa. Se nos va quien como buen católico, por muchas ocasiones fue: regidor, gobernador y alcalde de obra de la iglesia; se nos va quien fue prioste y devoto de la virgen, el niño Dios y los santos de la iglesia. El paso por este escenario, hizo de Ángel un hombre generoso e integro. Nació hace 97 años y durante todo ese tiempo recorrió el campo, los caminos y las calles de nuestro pueblo. ¡Hoy se quedan yermas, lúgubres y vacías!, pero impregnadas de la huella imborrable de la sencillez y humildad de un hombre dedicado al amor al servicio y al trabajo.

La muerte llegó a nuestra casa; pero ésta, no es más que un descanso para el cuerpo y el inicio de una nueva vida. Tu alma está viajando a la eternidad y tu cuerpo pronto se confundirá en la mansión de los espíritus que descansan en paz; pero el recuerdo de tu vida y las virtudes que te ennoblecieron, quedarán impregnadas en nuestros corazones. Tus siete hermanos y tus tres hijos, muy regocijados te están esperando en el cielo con ramos de olivo y coronas de flores, para seguir compartiendo la felicidad que la tuviste en la tierra junto a los tuyos. “La vida nos ha sido dada para buscar a Dios, la muerte para encontrarlo y la eternidad para poseerlo”. Estamos ahora aquí, familiares y amigos, muy acongojados para despedirte en tu viaje final.

Ángel Benigno: me resisto a decirte adiós; solamente quiero despedirme: ¡hasta luego! Te adelantaste en el camino, pero de seguro, que muy pronto estaremos en donde moran las almas sinceras, puras y nobles.


Loja, 17 de febrero de 2011

martes, 15 de febrero de 2011

CATAMAYO: El museo de Ishpingo

EL MUSEO DE ISHPINGO


Por: Eduardo Pucha S.

Esto de coleccionar antigüedades es mi entretenimiento, por eso cuando me muera, quiero que me pongan en el ataúd, las piezas arqueológicas y los billetes de mi colección. ¡Feliz me voy a la tumba!
Duermo y sueño coleccionando. Por eso estoy adecuando este pequeño museo que se llama “Camino del Inca”.
¡Amigo!, vea usted, vienen los gringos y se llevan todas las piezas arqueológicas que encuentran; por eso me decidí a coleccionar las piezas antiguas que aún se quedan aquí. Quiero que se conserven en nuestro país. Este entretenimiento de coleccionar antigüedades empezó hace unos 15 años, al inicio no lo tomé en serio, pero poco a poco fui encariñándome y cuando salí a Loja conocí a don Julio Palacios, Celso Palacios, Benjamín Hidalgo, Tulio Bustos y otros, y a través de sus conversaciones me di cuenta del valor que había tenido el trabajo en que emprendí.
¡Mire!, lo que tengo en estos estantes: imágenes religiosas talladas en madera del tiempo de la colonia, monedas antiguas que las utilizaron los españoles cuando vinieron a colonizarnos, monedas y billetes de todos los países del mundo, piedras múchicas de nuestros aborígenes, las hachas de piedra de los Paltas, el yugo, el arado, las árguenas de cuero, bateas de madera, lámparas petromax, reverberos, relojes con péndulo, planchas, cuadros, teléfonos, escopetas, cerámica primitiva, etc.
En una esquina están unas piedras largas y puntiagudas de regular tamaño, cuenta que las trajo de Quilluzara. En una esquina de su casa observo una piedra grande casi cuadrada que en uno de sus costados se ve en líneas color rojizo la silueta de la virgen. ¡Sorprendido le digo!, esta piedra estaba colocada en la cerca del camino que colinda con los terrenos de la señora María Sinche, allá en Chantaco. La gente de ese lugar la conocía como “La virgen de la Piedra”; Ishpingo un poco titubeando me responde, efectivamente, es la misma. Yo me la traje de ahí hace cinco años.
-Continúa- ¡Verá! Yo soy de Chantaco. Ahora tengo 46 años de los cuales 10 viví en mi tierra, 5 aquí en Catamayo, 7 en el barrio Cera, 7 años en Loja, y ahora estoy aquí en el Guayabal.
Volviendo a lo de la piedra, ésta la conocí de niño. Cuando tenía 7 años recuerdo que mi mamá le adornaba con flores del jardín y silvestres. Toda la gente del barrio la veneraba. Cuando tenía 40, mi mamá rompiendo el silencio de su secreto me confesó que la señora María Sinche es mi abuela. Entonces sabiendo eso, con más confianza fui donde ella con un agrado, y le pedí que me regale la piedra, a un inicio no quiso, pero al fin cedió y dijo ¡llévatela pues!
Entonces, fui un día a Chantaco llevando un camión “dos cincuenta” con el propósito de traerla a la piedra. Solicité a la gente de allá que me gane en calidad de peones, pero no querían, porque decían que la Piedra es del barrio. Tuve que ofrecerles trago y guarapo, buena comida y pagarles 10 dólares a cada uno para que acepten. Entonces nos fuimos hasta el camino en donde estaba la piedra, movimos la cerca y luego haciéndola rodar la cargamos al camión. ¡El hecho es que me la traje!, y cuando ya la subí al carro, los moradores del lugar me decían: ¿quién te la dio a la piedra?, ¿por qué te la llevas? entonces yo respondía, ¡mi abuelita me la regaló!
La gente parece que tenía resentimiento por lo que había hecho. Pero, bueno, a la Virgen de la Piedra” ahora la tengo aquí y pienso hacerle un pedestal para colocarla en un lugar vistoso a que los peregrinos que van a visitar a la “Churonita” en El Cisne, también la vayan mirando a mi “Virgen de la Piedra”.
¿Qué peso tiene la piedra?, le pregunto, y él sonriendo me responde, ¡Ave María!, debe tener cerca de una tonelada, es recontra pesada, para sacarla a la carretera fue bien difícil, la hacíamos rodar cuatro metros y descansábamos, continuábamos empujándola con palancas y barretas. Pasé un día con la gente, dándoles fresquito, colas, sánduches, con la finalidad de traérmela.
Don Juan Agüinsaca, alias “Ishpingo”, ahora vive en El Guayabal, tiene una pequeña casita cerca del puente, y se dedica comprar chatarra y a vender guarapo, rompenucas y leche de tigre.
Termina contándome que mucha gente que viene a visitar su museo, presume de su condición social, los títulos que poseen y cargos que ocupan. Es ahí es cuando me emputo y les digo: soy PHD, tengo dos masterados y soy ishpingólogo. Sorprendidos preguntan, ¿en dónde estudió?, entonces respondo, en la Universidad de La Calle.
Efectivamente, nos graduamos en esa Universidad quienes hemos sufrido, hemos sentido en carne propia el dolor, la pobreza, la explotación. Mi niñez fue eso: lustrabotas, vendedor de helados, gelatinas, mesero, en fin. Recuerdo que cuando trabajaba en un restaurant, cogía los huesos del cuarto de pollo que dejaban los ricos, los chupaba y ¡qué sabrosos los sentía! ¡Fue la pobreza y el hambre!, pero eso ahora me fortalece, me da fuerza. Lo importante es salir adelante.
Loja, 12 de febrero de 2011

sábado, 22 de enero de 2011

CHANTACO: ¿Y la piedra de la Virgen?

¿Y LA PIEDRA DE LA VIRGEN?


Por: Eduardo Pucha S.

Vino el Ishpingo, desbarató la cerca y se la llevó la “Piedra de la Virgen”, así comenta apenado Lizardo Buri. En el libro “Cántaro de Eternidad” editado en el año 2004, publicamos el relato bajo el título “La virgen de la Piedra”, que en una de sus partes decía lo siguiente: “En el camino de herradura que conduce desde Chantaco al barrio Cañaro, curiosamente en un cerco construido no se sabe cuándo ni por quién, en la parte posterior de una piedra de regular tamaño, está dibujada la figura de la Virgen, y que según sus vecinos y moradores dicen que es la del Cisne. El cerco se encuentra en los terrenos de la señora María Sinche. Ella tiene más de cien años de edad y cuando le preguntamos que desde cuándo la conoce a esta piedra, ella dice: “desde que era niña recuerdo que ya había el camino, el cerco y la piedra en donde está la Virgen. (…) De lo que podemos deducir, la figura de la Virgen dibujada en la piedra a la que nos referimos está en el mismo sitio más de cien años.” Después de diez años, regresamos al mismo lugar y ya no la encontramos a doña María Sinche. Su hijo Lizardo, dice, ella murió hace dos. ¿Y la piedra?, responde: ¡Caramba!, vino Juan Agüinsaca apodado El Ishpingo, hizo desbaratar la cerca y se la llevó ¿Por qué se la llevó?, insisto. Es que mi mamá le regaló. Como él venía siempre con agrados, con trago, y como ¡almas benditas!, a mi mamá le gustaba el traguito y la comida, aceptó. Ishpingo dijo, como ustedes no tienen platita para hacer una capilla, yo voy a construir en Loja, entonces se la llevó. Esto ya va para cinco años y desde ahí no ha vuelto. ¡No sabemos nada de él! Mi mamá le dijo: ¡Ishpingo!, te la regalo a la piedra para cuando me muera, reses por mí y quizá la Virgen me ayude a salir del purgatorio. ¡Creo que más por eso, le regaló! Además, cómo le podía negar, si era su nieto. ¡Oiga!, la piedra fue pesadísima, la llevaron dando vueltas entre unas veinte personas. Yo las conté. La sacaron a la carretera, bien arriba, para luego ponerla en un carro grande. Patalearon durísimo, pasaron casi un día en ese trabajo. Era linda y planchita, en la parte que estaba dibujada la imagen de Mama Virgencita, era bien licita. Cuando estaba chico, el finado Andrés Sinche y Mama Bernarda Agüinsaca, me dijeron: ¡José ¡ este camino que ves, lo dejamos bien ancho para que descansen los romeriantes cuando pasan con Mamita Virgen del Cisne. La Virgencita del Cisne, “la propia” venía desde El Cisne, por Guayllas, Chuquiribamba, Chantaco, y pasaba por aquí a Gonzabal, Chichaca y luego a la Toma, supongo. Los mayores decían que en una ocasión cuando pasaban los romeriantes, al medio día se habían sentado a comer en este camino, y de repente observaron en la piedra dibujada la imagen de la virgencita, ¡ahí en la piedra! Así conversaba Andrés Sinche con Mama Bernarda. Yo recuerdo que a la Virgen de la Piedra, al pie del cerco la gente le ponía bastantes flores en unas botellitas y en unos jarritos. Le rezaban y cantaban unos tonos bien bonitos. Era un novedón, siempre venían con quipes de flores, don: Ignacio Caraguay, Dioselina Pucha, Isauro Agüinsaca, mama Juana Tene y otros de Cumbe y Calucay. Ellos ya murieron . Todavía recuerdo cuando pasaba la virgencita por aquí, tres bandas de músicos tocaban, había danzantes y más disfraces. Los danzantes con cascabeles amarrados en los tobillos hacían sonar: chilín, chilín, chilín, mientras bailaban. Termina lamentándose don Lizardo Buri, como dueños de la piedra, ni una misita le hicimos pasar a la virgencita, ¡eso debíamos hacer! ¡Qué descuidados! No hicimos nada.

Loja, 27 de diciembre de 2010