Leyendas y tradiciones andinas
Yangana es una parroquia que se encuentra ubicada en la parte oriental del cantón Loja. En tiempos de la colonia se constituyó en la puerta de entrada de los españoles para fundar las ciudades de Valladolid, Loyola, Logroño, Santiago de las Montañas y otras en el Oriente.
Este pequeño pueblo, en la actualidad paso obligado
a Valladolid, Palanda y Zumba, es muy conocido por sus tradicionales romerías
en honor al Señor de la Buena Muerte, a donde acude mucha gente de las
provincias de Pichincha, Guayas, Azuay, Zamora Chinchipe, El Oro, Loja y el
norte peruano. También muy conocida por
la novela “El Éxodo de Yangana”, escrita por el prominente lojano Ángel
Felicísimo Rojas entre los años 1938 y 1940 y publicada en Buenos Aires en
1949.
Yangana es poseedora de muchas bellezas naturales y
ruinas arqueológicas; así como de hermosas reliquias artísticas guardadas
celosamente en su iglesia, que a no dudarlo, se constituye en la atracción de
turistas nacionales y extranjeros.
Geovanny Samaniego, Teniente
Político de Yangana, refiriéndose a su pueblo nos dice: fue elevada a la categoría
de parroquia civil, el 21 de septiembre de 1911. Su fundación se pierde en la historia; pero,
de acuerdo a la tradición dicen que en la antigüedad existía una tribu llamada
Yanganates, los mismos que se ubicaron en los cerros de Nanaro, Pangayaguana y
el Chiriguana. Posiblemente de ahí viene
el nombre de Yangana. Se dice también
que los Chiriguanas eran aborígenes bravos y aguerridos defensores de su
territorio.
Así mismo manifiesta, que en la
iglesia existen hermosas esculturas y reliquias artísticas que datan de siglos
pasados, de entre ellos por ejemplo: las imágenes de Santa Marianita de Jesús,
La Dolorosa, La Virgen del Cisne, San José y San Pedro. El trono de la Virgen
La Dolorosa y lo más importante es la imagen del Señor de la Buena Muerte, que
se encuentra colocado en el altar mayor de la iglesia matriz. Aseguran, que fue traída desde España por los
conquistadores, no se sabe cuándo, pero esta es nuestra mejor reliquia –dicen-.
También existe el retablo que fue construido hace unos trescientos años; es de pura madera, ahora se encuentra un poco destruido por cuanto lo acoplaron en la iglesia actual sacándolo de la antigua. Se sabe que una parte de este retablo la llevaron a colocarla en el altar mayor de la capilla del barrio Suro.
Conservan también el primer trono del Señor de la Buena Muerte, y muy reconocidos cuentan que ha sido donado hace más de cien años por los devotos de San Pedro de Vilcabamba. Este trono es de pura madera de cedro.
Desde los tiempos de la colonia ya
se realizaban las romerías en honor al SEÑOR DE LA BUENA MUERTE.
Según sus pobladores es muy
milagroso, por eso es que en las romerías que realizan el primer domingo del
mes de octubre de cada año, vienen gente de todo el país. Esta romería luego de la Virgen del Cisne,
está considerada como la segunda.
Don Bartolomé Bermeo dice que el
Pbro. Fernando de la Vega, dueño de algunas haciendas ubicadas en Malacatos y
Vilcabamba, obsequió este hermoso Crucifijo para las comunidades de Yangana;
pero los españoles que se encargaron de transportarlo desde Quito, en ese
tiempo a pie, malintencionadamente se lo estaban llevando a Valladolid. Pasaron Yangana, y conforme iban avanzando,
inesperadamente una pertinaz lluvia les azotaba, y cuando estuvieron en la
Quebrada de las Pavas el día se obscureció y poco a poco la imagen iba
haciéndose más pesada hasta que se convirtió en una pieza de plomo que no la
pudieron mover. Al no poder llevarla por
más que insistieron, la tuvieron que dejarla cerca del Tambo de
Ramuspamba.
Al enterarse los indígenas que a
la imagen la habían dejado en El Tambo de Ramuspamba, acudieron inmediatamente
al lugar y ellos sin mayores dificultades cargaron el Crucifijo y lo trajeron a
Yangana. Ahora lo tenemos aquí – dicen
- Está con nosotros y estará por
siempre. ¿Cuándo sucedió esto? ¡Hace
mucho tiempo!
Loja, 27 de septiembre de 2020