Leyendas y tradiciones andinas / Loja – Ecuador
A orillas del río Isimanchi, la floreciente parroquia San Andrés perteneciente a la provincia de Zamora Chinchipe, nació como recinto del cantón Chinchipe, el 30 de noviembre de 1961.
Este
mágico pueblo, conserva en un costado del parque central, protegidos y resguardados
por un techo de zinc, dos inmensos troncos de árboles que son el testimonio
mudo de que en algún momento en este lugar existió una montaña virgen con
diversidad de árboles centenarios que posteriormente sirvieron de sustento para
sus habitantes en la explotación maderera.
Al
preguntarle a don José Miguel Jiménez Abad, uno de los pobladores más antiguos
de la localidad, la razón de porqué están esos trocos ahí, él nos dice: “¡esos troncos son de unos árboles bien
grandes que estuvieron ahí cuando llegamos y toda su madera nos alcanzó para
construir la iglesia !, ¡son de romerillo!”
Una
vez que comenzamos a poblar este sitio, sentimos la necesidad espiritual de
tener un lugar de oración, porque somos católicos; entonces junto a Leovigildo
Gahona, Juan Delgado y toda la comunidad tumbamos los árboles y aserramos con la
sierra de aire entre dos, para lo cual armamos un banco grande y el uno de
arriba y el otro de abajo deslizábamos la sierra en los tucos.
De
esos dos árboles sacamos toda la madera para la construcción de la iglesia
antigua: vigas, listones y tabla. Creo
que nos salieron cerca de cuatrocientas tablas.
La
iglesia tiene doce metros de frente por quince de fondo y una vez terminada en
1977 la utilizamos por algunos años para realizar el culto religioso. De acuerdo al avance y necesidades de la
población, construimos una nueva iglesia, por eso en la actualidad tenemos dos;
pero a la antigua la mantenemos y la cuidamos como heredad y patrimonio
cultural de San Andrés.
El
P. Abad, no recuerdo su nombre, pero él fue quien celebró la primera misa aquí,
luego vino el P. Vicente de la Cruz y después un polaco de nombre Francisco.
¡No
tenemos párroco! Por eso aquí hay misa solamente
en las fiestas o cuando vienen los sacerdotes de Zumba cada mes.
Las
fiestas más sonadas que realizamos aquí son: las de Santa Marianita de Jesús y la
de San Andrés.
La señora Sonia Calva concuerda con don José Miguel y dice: esos troncos que ve en el
parque son de romerillo, de ahí habían sacado toda la madera y la tabla para construir la iglesia. A los troncos los conservamos ahí porque son el recuerdo de nuestros ancestros.
Yo
nací aquí y a la iglesia ya la vi desde que tenía cinco años de edad; así como
también los recuerdo a los sacerdotes que veían: el P. Tomás Costa y el P.
Jaime Flores.
Como
en ese tiempo no había carretera, para las fiestas, la gente venía en acémilas
o caminando desde Zumba, La Palma, La Diversión, Los Rubíes, San José y otros
lugares. Todos venían más por la misita y la programación que don Peñita, más
conocido como Miguel Guayita, que en calidad de síndico organizaba los actos
religiosos y el bazar, así como también las veladas literarias y el baile,
desde luego sin descuidar la bulla de los juegos pirotécnicos, cohetes, la vaca
loca y el brindis del canelazo.
NOTA.-
Conozco otra iglesia de similar característica en el sector de Loyola
perteneciente al cantón Palanda y seguramente habrán muchas más en la provincia
de Zamora Chinchipe, que hoy se constituyen en joyas patrimoniales.
Loja,
9 de marzo de 2022.
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