Leyendas y tradiciones andinas / Loja - Ecuador
El túnel de Chichaca es una perforación manual realizada en roca viva, con dinamita y rudimentarias herramientas, en una extensión de 62 metros de largo, cuya construcción demoró aproximadamente 18 años.
El
túnel se encuentra ubicado en el barrio Chichaca perteneciente al cantón Catamayo en la provincia de Loja; y, a 5 km. desde el barrio
Trapichillo en Catamayo.
No
hay documentos que nos informen sobre la construcción de la carretera que une a
Chuquiribamba con Catamayo construida en el siglo anterior, ni la del túnel que
se encuentra en esta vía; pero la memoria colectiva y la tradición oral nos
recuerda que en la década de los años treinta, Loja comienza la construcción de
sus carreteras para unirse con la Sierra y la Costa, por lo que la parroquia de
Chuquiribamba no se queda al margen, aunque se tenga que hacer en forma manual,
ya que, en esa época no se conocían aún los equipos camineros y todo se realizaba
a través de mingas, forma ancestral de trabajo que aún persiste en nuestras
comunidades.
La
idea de construir la vía Chuquiribamba - Catamayo, nace de don Carlos Jaramillo
Armijos, cuando por segunda ocasión se desempeñaba como Teniente Político, en
1934.
Con
este antecedente, en 1939 el P. Manuel Ignacio Romero, con un dinámico grupo de
pobladores, organiza un “Comité de Vialidad”, curiosamente dirigido por mujeres
y representados así: Presidenta, Sra. Rosa E. Jaramillo de Galarza;
Vicepresidenta, Natividad Reinoso de Bastidas y Secretaria, Dolores Jaramillo
E.; naturalmente que tras ellas están distinguidos caballeros quienes prestan
todo su apoyo desinteresado, entre ellos los profesores: Leoncio Jaramillo,
Deifilio Sinche, Pompilio Reinoso y más prestantes autoridades y personalidades.
Ellas,
valiéndose de toda coyuntura política, se dirigen al Dr. Aurelio Mosquera
Narváez, Presidente Constitucional de la República y al señor Ministro de Obras
Públicas, solicitando que se realicen los estudios para la construcción de esta
vía, objetivo que sin mucha demora, consiguen; y es entonces que el día 7 de
agosto de 1939, en gran algarabía, más de un millar de personas portando
barretas, picos y palas, desde las primeras horas de la mañana están presentes
en la minga inaugural, marcando así, una
nueva etapa en el desarrollo vial de Chuquiribamba.
Acudió
gente de todos los barrios y junto con ellos, los músicos de la “banda del pueblo” integrada por: Miguel
Isaías Sinche, Roberto Granda, Teófilo Granda, Víctor Granda, Apolinario
Sinche, José María Pucha y otros, quienes alegran el ambiente y animan al
trabajo.
El primer día abren la trocha hasta el sitio
Pucarín, más de un kilómetro de distancia desde Chuquiribamba al sur. Posteriormente continúan las mingas cada 15
días y al cabo de algunos años el ramal de la carretera avanzó algunos
kilómetros, pero, lamentablemente este sueño no se pudo cristalizar pronto.
Cuando
faltan pocos kilómetros para llegar a Trapichillo en Catamayo, en el sector de
Chichaca se obstaculiza el avance de la carretera por la presencia de un
promontorio de roca viva muy parecido a la Nariz del Diablo en Alausí, pero la
persistencia de su gente fue tal que, venciendo dificultades, rompen lentamente
la peña con dinamita y luego de algunos años de duro trabajo logran perforar 62
metros de longitud y dar paso al primer vehículo en el año 1957. La
construcción de la carretera y el túnel duró cerca de 18 años.
Por
lo indicado, el túnel fue construido por obreros y gente de Chuquiribamba en el
siglo anterior; por eso, esta obra, nos representa el símbolo del empuje, la
persistencia, la unidad y el trabajo mancomunado.
Nixon Ortega Salinas, actualmente maestro jubilado, dice:
mi padre, Alfredo
Arnoldo Ortega Silva, trabajó algunos años en el túnel, él me contaba que no había ninguna compañía constructora a su cargo ni presupuesto estatal,
todo lo hacían con colectas y esfuerzo propio del pueblo. El sacerdote de la parroquia, el teniente
político y más autoridades eran quienes buscaban los recursos económicos en
todos los barrios: desde Huiñacápac hasta la hacienda Chichaca. Organizaban cuadrillas con gente voluntaria
que hacían turnos semanales para trabajar.
Algunas personas de los tantos que trabajaron en el túnel,
los recuerda a: Hugo Jiménez, Polibio Curipoma, Julio Granda, Fernando
Fernández, de Chuquiribamba; y de Chantaco, Alberto Salinas, Floro Salinas
Ordóñez y Segundo Silva.
Para desmoronar la peña utilizaban: dinamita, mecha, barrenos,
combos, barretas, picos, palas, carretillas y rastras aladas por bueyes para
botar la enorme cantidad de piedra y ripio que salía de las explosiones.
Desde
niño he transitado por esta carretera y he pasado por el túnel algunas
ocasiones, lo curioso es que la vía se mantiene igual desde ese tiempo, angosta
y unidireccional, con la dificultad para dar paso cuando otro vehículo viene en
sentido contrario, por ventaja no ha habido accidentes en este sitio dominado
por un despeñadero profundo que si miramos el filo de la carretera nos estremecemos
observando la profundidad del abismo.
Cuando la construcción de la carretera se terminó, don Segundo Ramón, chofer profesional lojano, pone a disposición su camión con carrocería de madera, para cada quince días llevar a los negociantes desde Chuquiribamba a Portovelo y viceversa, con productos de la zona para abastecer los mercados de Portovelo y Zaruma, entre ellos lo recuerdo a don Víctor Buri, Jhone Ortega, y a una señora que la apodaban “Ardilla”, entre otros. Esta frecuencia de transporte se mantuvo por muchos años.
Ahora,
a esta carretera le dan uso diario, especialmente los agricultores de los
barrios Gonzabal y Chichaca de la parroquia Taquil y los de las parroquias
Chantaco y Chuquiribamba que llevan sus productos a Catamayo o la Costa.
Don Glauco
Cortés dice: de niño conocí el túnel.
Aún lo estaban construyendo. Pasé
acompañándole a mi madre porque era profesora en Chuquiribamba. Entonces subíamos desde Trapichillo y
pasábamos por encima de la peña para coger el camión de la curia en el otro
lado.
En
tanto que doña Elvita Reinoso manifiesta: qué bello es recordar. Yo, cuando era niña pasaba por el túnel. Con
mi burrito bajaba desde Carmelo a la Toma.
El
túnel en la actualidad, constituye un atractivo turístico más, que los lojanos
poseemos y pocos lo conocen.
Loja, 24 de abril de 2021
Eduardo Pucha Sivisaca.
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