Leyendas y tradiciones andinas / Loja – Ecuador
Mi efusivo saludo a Chantaco, en su trigésimo
quinto aniversario de parroquialización y a sus hijos que trabajan diariamente
por su engrandecimiento.
Chantaco fue elevada a la categoría de parroquia
el 21 de marzo de 1986, mediante registro oficial N°400; pero se conmemora este
acontecimiento el 16 de mayo de cada año por decisión de sus dirigentes y
pobladores.
RELATO
La floreciente parroquia de Chantaco se encuentra asentada a orillas del río de su mismo nombre. Tiene hermosos paisajes y un clima acogedor que no envidia a otros parajes de nuestra patria. Hasta 1986 fue un caserío que pertenecía a la parroquia de Chuquiribamba, poblaciones a las que les une ancestralmente características similares en sus modos de vida, costumbres, tradiciones y toda su riqueza antropológica social y cultural.
Hernán
Gallado Moscoso en su libro: “Historia del Sur Ecuatoriano”, y Alfonso Anda
Aguirre en el suyo: “Indios y Negros bajo el dominio español en Loja” nos
proporcionan datos muy interesantes que merecen recordarlos. Dicen que el cacique Cristóbal Lanche, en
nombre de todos los indígenas de Chuquiribamba que no tenían tierras
suficientes para realizar sus cultivos, solicita al Gobernador y Justicia Mayor
Don Diego de Castro la “composición, venta y posesión” de los terrenos que
correspondían al caserío de Chantaco.
Encargado
para este trámite, fue el Presbítero Lope de Torres y Guzmán, por ser
conocedor, vecino y dueño por herencia de su padre, de la hacienda
Chichaca. Éste con mucha astucia y
mala fe, les perjudicó a los naturales vendiéndoles propiedades ajenas como si
hubieran sido tierras realengas; y lo que le convino se adjudicó, usurpándoles
así todas las tierras del caserío de Chantaco, por el ridículo valor de cien pesos
(equivalente en ese tiempo, a la compra de dos asnos). Esto ocurrió en 1649.
El
presbítero, a más de haberles usurpado a los indígenas, las tierras que fueron
propiedad de sus ancestros, prevalido de su investidura de religioso, no dejaba
de tratarlos mal, razón por la que, el cacique Cristóbal Lanche, pidió que se
siga la causa de contradicción a lo actuado por el clérigo. Posteriormente se suman en este pedimento
los Caciques Gaspar Carguay y Miguel Lema, quejándose por similares
usurpaciones a las tierras cercanas a Chuquiribamba.
El trámite fue tan lento, que pasó por muchas instancias y
apelaciones, a lo que los caciques que encabezaron esta lucha, murieron sin
haber cumplido su objetivo.
El juicio duró más de 50 años, hasta que la Real Audiencia
de Quito percatándose de la veracidad de las denuncias de usurpación y mal
trato a los naturales por el presbítero Lope de Torres y Guzmán, dictaminó
sentencia, expropiándole la hacienda en favor de los indígenas de
Chuquiribamba.
En el libro citado de Alfonso Anda Aguirre, en la página
81, refiriéndose a este asunto dice:
“Este
juicio se prolongó por largos años hasta que, en el mes de febrero de 1705, el
corregidor de Loja don José de Saavedra Bustamante mandó a citar al Bachiller
Lope de Torres y Guzmán con la sentencia.
El 2 de octubre de 1705, el capitán
Don Manuel de Benavides, Alguacil Mayor de Loja, dio la
posesión de las tierras de Chantaco a los indios de Chuquiribamba,
representados por los caciques Andrés Ogoño y Francisco Carguay, sin perjuicio
de terceros, en nombre de su Majestad.
Tal fue el fin de un “juicio tan
ruidoso, que duró más de 50 años.”
Cuentan los abuelitos de Chantaco,
que los caciques puesto sus oshotitas de cuero y con su alforja al hombro,
viajaban a Quito a las Cortes de la Real Audiencia para agilitar el trámite de
este juicio. El viaje duraba 15 días de
ida y 15 de vuelta.
Referencia tomada del libro de leyendas y tradiciones: CÁNTARO DE ETERNIDAD, Tomo 1, 2da. edición, página 87 / enero 2007.
Autor del
libro: Eduardo Pucha Sivisaca.