EL CADAVER DE
NAÚN BRIONES
EN EL CORREDOR
DEL CABILDO DE SOZORANGA
Tomado del libro NAÚN BRIONES, leyenda y tradición (2da. edición).
Autor: Eduardo Pucha Sivisaca.
Fotografía encontrada en el blogger Celicanos.com
En la parroquia Cruzpamba,
perteneciente al cantón Celica, lo encontramos a don José Miguel Ayala,
octogenario dedicado a labrar la tierra desde su juventud, hoy como un roble le
resiste el paso al tiempo para contarnos parte de un interesante episodio de
Naún Briones.
-Dice don José Miguel- nací en el
cantón Sozoranga, el 24 de octubre de 1919, me casé con Luzmila Torres, tengo nueve hijos. Viví en mi tierra natal 30 años, luego me
vine a Cruzpamba, y aquí he de morir.
¿Entonces, usted lo conoció a
Naún Briones?, le digo. ¡Sí!, me dice;
pero de lo que más recuerdo es cuando lo mataron. Yo lo vi muerto, tendido en el corredor del
cabildo de Sozoranga y junto a él dos compañeros más. Recuerdo bien. En ese tiempo yo haya tenido unos 16 años.
Verá –continúa- en Yaramine Naún
tenía un amigo llamado Gustavo Soto, ahí llegaba siempre. Además venía a Sozoranga porque se había
casado con la señora Dolores Jaramillo.
La casa de mi papá estaba a unas
dos leguas de la población. Un día,
a las cinco de la mañana, oímos disparos y un gran tiroteo en Sozoranga; mi
papá ya había sabido que los carabineros lo andaban buscando para capturarlo. Entonces cuando él oyó los disparos, dijo:
¡caramba, ya lo acorralaron a Naún! ¿Escuchan cómo truenan los disparos?
Como ya amanecía, le digo,
papacito, ¡mándenos a verlo a Naún!, o a preguntar qué es lo que pasa en
Sozoranga; entonces él nos dijo, váyanse pues.
Fui con mi hermano menor. Corrimos, porque desde donde vivíamos, al
pueblo había una larga distancia. Para
llegar a Sozoranga hay una cuesta, mientras caminábamos ese tramo, ya bajaba la
gente comentando que lo han matado a Naún.
Nosotros al escuchar esto,
corrimos, con la curiosidad de verlo.
Cuando llegamos, vimos agrupada bastante gente, y en un lado a un
pelotón de carabineros. Mi hermano y yo
por el tumulto nos metimos como quiera y vimos que estaban tres cadáveres
tendidos en el corredor del cabildo (ahí funcionaban las oficinas de la
tenencia política). Yo me acerqué más,
y los carabineros más curiosos que nosotros, vi que lo pulseaban a Naún; luego
le sacaron las botas, eran rodilleras con amarres nuevos, estaba vestido con
una ropa color plomo claro. Cuando
ellos le sacaron las botas y le desabrocharon la camisa, pude ver el cuerpo de
un hombre bien musculado y atacadito.
Las muñecas de sus manos eran un poco delgadas.
Dolores
Jaramillo le enfrentó a Deifilio Morocho
Estaba paseándose en la calle el
mayor Deifilio, cuando en eso llegó la señora Dolores Jaramillo, esposa de
Naún, y le dijo: ¡ah, tú eres Deifilio Morocho! ¡Te crees hombre porque estás respaldado de
estos mamarrachos! ¡Así le dijo la
señora!
Deifilio, no le contestó una sola
palabra. Seguía paseándose, cuando
menos pensado le dijo a la tropa: ¡Formar...!
¡De frente… marr! Se fueron por
el camino que conduce a Cariamanga.
Luego de marcharse los
carabineros, la gente comentaba, que si algo le contestaba el mayor Deifilio,
la señora Lola, tenía un revólver debajo del chale para servírselo. ¡Así fue!
De los dos muertos que estaban
con Naún, decían que el uno era su primo y, el otro, uno de Sozoranga, de
apellido Pardo.
Naún era blanco, medio churón y
de patillas bajas. Su primo casi tenía
el mismo físico, un poco más pequeño, delgado y más joven.
Entonces la señora Dolores, cogió
al cadáver y lo llevó a su casa para velarlo.
Luego la gente poco a poco se retiró del lugar.
Herrera lo
traicionó a Naún
La gente un poco intrigada,
comentaba que Agusto Herrera fue quien lo traicionó a Naún. Esa noche habían estado tomando aguardiente
en el caserío Los Pozos, que queda del pueblo para arriba, a un kilómetro. Ahí le habían acorralado los carabineros.
Como estaban bebiendo, le habían
mandado a Herrera a comprar más aguardiente en Sozoranga, a eso de las tres de
la mañana. En el pueblo le cogen los
carabineros y a cambio de su libertad le piden que lo entregue a Naún, pero
desarmado. Herrera se comprometió y
fingiendo llegó con el licor para seguir bebiendo. Naún le dice, ¡porqué te has demorado
tanto!, y Herrera le contesta: ¡sabe mi jefe!, en el camino me encontraron unos
pendejos y me querían coger, yo por esquivarme, corrí por otro lado, por eso me
demoré; pero aquí está la botella mi jefe.
¿Qué le parece?, présteme su revolver para enfrentarles a estos
pendejos, ¡conmigo no hay huevadas!
Naún confiando en la sinceridad de su compañero, le entregó el
revólver. ¡Así lo traicionó y le
facilitó a Deifilio Morocho atacar la casa!
Naún se suicidó
Como Naún seguía tomando, ¡en
eso, antes de las cinco de la mañana!, sale la esposa del dueño de casa con una
hija a orinar, y la niña lo ve entre la maleza a un policía escondido. Asustada le dice: ¡mamita, ahí está un
policía!
Entonces regresan asustadas y le
dicen: ¡Naún, por Dios, policías están ahí!
Él muy sereno les responde: ¡tranquilas, no salgan! Se aseguró en la cintura otro revólver y
pegó el salto hacia afuera por la ventana.
Le siguieron dos compañeros más y corrieron esquivando a la tropa hasta
abajo, a la Hondura. ¡En este lugar lo
emboscaron!
Herrera fue el que le “sopló” al
mayor Deifilio Morocho, avisándole que ya se va Naún por el Jagual, ahí tiene
su escondite, si no le largan dinamita se va.
Entonces el mayor Morocho, mandó a traer dinamita y la reventaron en la
peña.
Tres estuvieron ahí, los demás se
quedaron en Los Pozos. Como Naún en el
escondite había estado en el rincón, y los dos a la llegada, a ellos los
despedazó el disparo, no así a Naún; entonces él sale de la cueva y le enfrenta
a Morocho: Deifilio “me rindo” ¡Serio, le contestó! ¡Sí, dijo Naún! Entonces se le acercó como a darle la mano,
sacó su revólver de la cintura y le disparó, tan …, regresó a la cueva y con su
misma arma se disparó.
Por eso cuando llegamos al
corredor del cabildo, lo vimos a Naún con las sangre aún fresca que le había
corrido desde la sien derecha en su cara.
Eso fue todo lo que vimos. Después escuchamos, que Agusto Herrera
también se fue. Naún murió en el año de
1935, creo.
Nota del autor: Este relato consta en el Libro NAÚN BRIONES, leyenda y tradición, publicado en el año 2008.
Nota del autor: Este relato consta en el Libro NAÚN BRIONES, leyenda y tradición, publicado en el año 2008.
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