MUSEO DEL SILENCIO
En la ciudad de Tulcán, provincia del Carchi, frontera con Colombia, está uno de los atractivos
más grandes de “escultura en verde”, conocido como “El Cementerio de Tulcán” “Este
lugar es tan hermoso que hasta dan ganas de morirse”, y puede ser
considerado como la octava maravilla del Mundo Moderno.
Aquí lo encontramos a don Lucio Ramón
Reina, quien muy gentil nos ofreció su trabajo profesional en fotografía, y en
ameno diálogo, poco a poco nos hace conocer algunos datos referentes al cementerio,
un verdadero museo con diversidad de formas artísticas "esculpidas" en ciprés.
Soy el escultor de la segunda parte de lo que se
llama “PARQUE DEL RECUERDO”, nos comenta.
Entré a trabajar aquí en 1966 y
me jubilé en el 2008, luego de haber trabajado 43 años como jardinero. En ese tiempo ya existía la primera parte
del cementerio con figuras talladas en los ciprés y expuesto a la mirada de los
turistas, cuyo artífice fue don José María Azaél Franco. Esos árboles los sembró en 1936. Cuando entré a trabajar, solo hacíamos
mantenimiento. ¡Ahí es cuando aprendí a podar y darles forma al corazón de los árboles!
El lugar en
donde está la segunda parte, era un cementerio común y corriente con tumbas construidas
sin estética alguna; además ya no había espacio para enterrar a los muertos. Recuerdo que el terreno era descuidado y lleno de montes dándo
una imagen desagradable. Entonces el
señor alcalde notificó a los deudos para
que exhumen los cadáveres de sus familiares.
Sacaron los restos los que pudieron, otros no; luego pasaron la motoniveladora, trazaron las
calles y allí sembramos más de 20.000 cipreses en dos filas, conservando una
distancia de cincuenta centímetros entre cada planta, con la finalidad de que
se "tupa" pronto. ¡Esto fue en 1987!
El primer corte de estas plantas las realicé a
los tres años, es decir en 1990, luego hice el redondeo para que se vayan
tupiendo los árboles y finalmente el tallado de las figuras, a los diez años de
sembrados. ¡Es un trabajo lento que
demanda gusto y paciencia! Como ve, ahí
están las esculturas en cipreses por lo que siento un sano orgullo.
Una vez
hechas las "esculturas" en los árboles, se las poda cada cuatro meses, porque
si las dejamos sin mantenimiento se convertirían en un bosque natural.
La primera parte
del cementerio ocupa una extensión de dos cuadras y la segunda cuatro; aquí se encuentran
talladas más de 220 figuras como: vasijas ceremoniales precolombinas, imágenes
religiosas, el Monumento a la Madre, el
Ángel, el escudo del Banco Central, la Cara de Rumiñahui, el Shamán,
pájaros, elefantes, tortugas, pingüinos, lechuzas, lobos, osos, monos, etc.
Le preguntamos a
don Lucio Ramón si conoce otro cementerio de iguales características en algún
lugar, a lo que responde:
- ¡no he viajado!, pero me han contado los turistas que vienen de otros países, que este es único en el Mundo-.
- ¡Ah!, solamente un turista me dijo que hay un parecido en Versalles (Francia), pero ¡no sé si las esculturas están talladas en cipreses u otras plantas! -
- ¡no he viajado!, pero me han contado los turistas que vienen de otros países, que este es único en el Mundo-.
- ¡Ah!, solamente un turista me dijo que hay un parecido en Versalles (Francia), pero ¡no sé si las esculturas están talladas en cipreses u otras plantas! -
¿Qué le motivó a don José María Azaél Franco para hacer
esta monumental obra en verde? ¡Esa es
la pregunta que hacen todos!; pero en ese tiempo yo no nacía aún. Cuando entré a trabajar aquí tenía 23 años y
él ya se había jubilado, por lo tanto desconozco. Sé que es oriundo de El Ángel, y que allá había
trabajado en una hacienda como jardinero, eso es lo único que se. ¡Bueno hay algunas conjeturas!
Después de jubilado, cuando fue alcalde el Dr. Ignacio
Sambrano regresó solo a supervisar su trabajo, porque no se enseñaba en su casa. En esa época ya no hizo esculturas
de ninguna clase. Pasó un corto tiempo,
porque en 1985 falleció. Tenía 86 años. Eso es lo que conozco de él; pero de lo que le
puedo dar razón es de lo mío.
Entré a trabajar a los 23 años de edad. Después de laborar 21, se me ocurrió hacer la
segunda parte del cementerio. No
recuerdo si vino o fui yo al Municipio donde el señor Alcalde don Hugo Ruiz
Enríquez, para decirle que mandara a un arquitecto a que diseñe el parque; él
en vez de mandar al profesional que solicitaba me dijo: como usted es el jefe,
haga lo que tiene en mente; ¡me dio la facultad total!
La mayor parte de las figuras son mis creaciones, están
hechas a mi imaginación. Para hacerlo, comencé
a ilustrarme en programas de televisión, especialmente en lo referente a las
culturas de Ecuador, Perú, y otros países; después compré una revista completa
y fui basándome en ellas especialmente en las figuras precolombinas. Aquí hay variedad. A un principio me salían feas, pero poco a
poco fui perfeccionándolas.
Terminamos nuestra conversación preguntándole sobre su
profesión, a lo que él muy orgulloso dice: ¡jardinero! Entré a trabajar como tal y aquí me hice "escultor"
en ciprés, aprendí a darles vida eterna a los árboles.
Nací en Tulcanquer a el año de 1943, allá trabajaba como
jornalero en el campo. Vine acá y soy
lo que soy.
Me casé y tengo tres hijas. Ahora recorro todo el "Parque" fotografiando a los turistas y vigilando mis obras porque
tengo facultad para ello.
Loja, 1 de septiembre de 2012
Eduardo Pucha S.
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