Leyenda y tradición andina / Loja – Ecuador
La fe y devoción a San Vicente Ferrer; así como la celebración de su fiesta la última semana en el mes de abril en la parroquia de Chuquiribamba, data, desde 1924.
Este mes cumple
cien años desde que se realizó la primera fiesta, convocando a muchísimos devotos y turistas del país y el extranjero
para participar de las programaciones: religiosas, deportivas y culturales.
Este evento que
convoca al turismo religioso y cultural, es el más concurrido y novedoso que se
realiza en Chuquiribamba, parroquia rural del cantón y provincia de Loja.
El promotor de esta tradicional fiesta fue el
párroco, Dr. Carlos Eguiguren R., quien tuvo la iniciativa de hacer esculpir la
sagrada imagen de San Vicente Ferrer, en 1924.
Dicen que, para
cristalizar su iniciativa, primeramente, sensibilizó a los feligreses y luego
pidió su colaboración, a lo que el pueblo no se hizo
esperar. Sin demora, designó una comisión para que viaje
a la ciudad de Cuenca en busca de un escultor, porque se entiende que, en ese
tiempo, solamente allá habían.
Corrobora con
este dato, don Ángel Puchaicela, nieto de Abelardo Puchaicela Cuenca, quien cuenta que de
niño le acompañaba a su a abuelo (Abelardo) al cerro Santa Bárbara a realizar
la ordeña de las vacas, y en su recorrido siempre le comentaba que taita
curita, Carlos Eguiguren, lo comisionó a él y al profesor Leoncio Jaramillo
para que con Luis Cuenca Dávila, Ángel Moisés Cuenca y Leopoldo Sinche viajen a
la ciudad de Cuenca a contratar un escultor. Ellos viajaron de inmediato por el
único camino de herradura, porque en ese tiempo no había aún carretera.
Allá, -continúa
el relato don Abelardo-, el escultor cuyo nombre no recuerdo, luego de convenir
en el precio nos dijo que regresemos después de seis meses.
Cumplido
el plazo, los mismos comisionados y otros más que se sumaron, emprendimos el
viaje, ahora para traerlo a San Vicente a Chuquiribamba.
Todos, llenos
de devoción llegamos a la casa del escultor, y una vez que nos entregó la
escultura, cargamos en andas a San Vicente y salimos desde la ciudad de Cuenca
en procesión. Pasamos Cumbe, Nabón, Oña, Paquishapa y
Saraguro. Recuerdo que en este último lugar los pobladores nos
brindaron chicha y comida. Durante la noche arreglaron un
altar y prendieron cirios para velarlo y al siguiente día se ofertaron
acompañarnos desde Saraguro hasta la loma de Guagrahuma unos, y a Fierrohurco
otros. De ahí se regresaron.
Nosotros
continuamos, y en la parroquia de Santiago hicimos otra parada en donde también
arreglaron un altarcito y lo velaron; luego, se adelantó un comisionado para
avisarle a taita curita que ya estamos en esta
población. ¡Hasta aquí habíamos caminado seis
días! Los devotos de Chuquiribamba no se demoraron, pronto
llegaron y otros nos encontraron en el camino, algunos en caballo y otros a
pie.
La devoción
hizo, que los Santiaguenses voluntariamente se ofrecieron acompañarnos hasta
Chuquiribamba en procesión, cabalgando cada uno en su acémila, costumbre que la
mantienen y ahora son parte importante del evento folclórico central de la
fiesta, “las escaramuzas”.
Pasamos por el
cerro Santa Bárbara, llegamos hasta Aguarongo, y en gran algarabía poco a poco
los devotos se sumaban. Desde los diferentes barrios corrían
al encuentro acompañados del repicar de campanas de su iglesia y el continuo
reventar de cohetes.
Algunos en el
camino nos esperaban con ollitas de comida para atenuar el hambre, en tanto que
otros, con cántaros de aguado de leche para calmar el cansancio de los
caminantes.
Hoy que se
cumplen cien años desde que se instauró la primera fiesta en honor a “San
Vicente Ferrer”, me es grato dar a conocer este curioso relato, recogido de la
oralidad de nuestra gente, matizado de historia y tradición.
NOTA.-
Para
la celebración de la fiesta en honor a “San Vicente Ferrer”, el P. Carlos Eguiguren R, en 1924, lo nombró como su primer síndico al señor Abelardo
Puchaicela Cuenca quien ocupó esta función por algunos años. Además, también fue el primer sacristán de la parroquia San Juan Bautista de Chuquiribamba. Falleció, en 1981.
Se conoce que una vez que la
fiesta tomó realce, en 1942, por pedido a la iglesia de un prestante hombre de
Chuquiribamba, don Eloy Jiménez, hicieron la procesión por primera vez hasta la
pampa de Cocheturo, en donde se realizaban las folclóricas “escaramuzas”, que
hoy se han convertido en un evento trascendental en la región sur del Ecuador.
Actualmente el síndico de la iglesia es el Sr. Raúl
Díaz quien ha sido reelegido por el pueblo por un segundo periodo.
“El pueblo me lo contó
y yo al pueblo se lo cuento
pues la historia
no invento
responda el pueblo y no yo”
Cordobés Maure
Loja, 18 de abril
de 2024
Eduardo Pucha
Sivisaca.
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