martes, 28 de noviembre de 2023

EL HOMBRE MÁS LONGEVO DE LA PARROQUIA LIMONES

 cumple 100 años de edad


Limones es una parroquia rural del cantón Zapotillo en la provincia de Loja, a una distancia aproximadamente de 20 Km desde su cabecera cantonal. Está ubicada en el sector fronterizo entre Ecuador y Perú.  Fue creada el 21 de junio de 1.988.

Goza de un clima tropical seco con temperaturas en algunos meses de hasta 36 grados.

Limones es parte del área protegida del bosque seco en donde los turistas cada año también pueden disfrutar del maravilloso florecimiento de los guayacanes.

Aquí en este lugar lo encontramos a don José Eduardo Narro Castillo, un anciano


bastante comunicativo y lúcido. Muy orgulloso nos cuenta, que está cerca a cumplir los 100 años de edad. Él es un roble que ha desafiado al tiempo y se constituye en un libro abierto a la vida que a través de sus recuerdos desempolva acontecimientos que para muchos es desconocido.

-Dice- soy hijo de: Eduviges Francisco Narro Noboa y María Rumalda Castillo. Nací el 22 de noviembre de 1923. Tengo 13 hijos, 11 vivos y 2 fallecidos; 44 nietos, 57 bisnietos y 7 tataranietos.

Mi padre fue peruano, había nacido en Trujillo y en su juventud se enroló al ejército en Lima y como soldado se desempeñó en Cajamarca. En una ocasión, castigado lo enviaron a Sullana junto con Cosme Yamona y otro de apellido Castañeda.  No conformes con esta disposición militar solicitaron la baja y buscaron trabajo en otras actividades.

Llegaron a Querecotillo, pueblo perteneciente al Perú, a la hacienda “La Peña” de propiedad del señor Manuel Ramírez.  A Cosme le dieron trabajo de algodonero y a mi papá le mandaron a la hacienda Limones en Ecuador, para que rodee el ganado.

Mi mamá era de La Chorrera, ahí la conoció. Ya casados fueron a vivir en el barrio Santa Esther de Catacocha. Pues, ahí nací yo.

En 1938, mi padre tomó la decisión de regresar al Perú a la misma hacienda La Peña, pero lastimosamente al poco tiempo murió. Mi madre sola, mis hermanos y yo tuvimos que quedarnos cinco años más en este lugar.

Mientras mi madre luchaba por sobrevivir, estallo la guerra del 41 y nosotros como ecuatorianos en tierra ajena nos sentíamos extraños.  Ventajosamente a mi madre no la molestaron porque don Manuel Ramírez la defendía. Yo era muchacho huérfano y tenía que trabajar en lo que podía. Solamente escuchaba los comentarios de la guerra y tenía que disimular y estar calladito.

Fuimos seis hermanos, sufríamos mucho en la hacienda. A mi madre le comunicaron que un tío murió y que mi abuelita estaba enferma, por lo que en 1943 regresamos a visitarla en Limones y luego nos quedamos aquí.

Cuando le preguntamos a don José Eduardo, ¿cómo era Limones en ese tiempo?, él responde: era hacienda.  Todos los que vivían aquí eran arrendatarios de don Rufino Zapata. Mi abuelito era también arrendatario y los pagos del huasipungo lo hacían con trabajo durante el año.  Los patrones solamente les permitían tener unos pocos animalitos y cuando se les ocurría los despedían.

Había solamente nueve casitas incluida la del patrón: las de Bernardo Castillo, Serafín Requena, José Añazco, José Sarango, Peto Sánchez, Santos Sánchez, Juana Panamito y la de una viejita llamada Lugarda.

La iglesia antigua que aún está en pie, la comenzamos a construir antes de 1969 y en 1970 ya la inauguramos. Es de quincha y bahareque. Recuerdo que el padre Franco Aguirre en calidad de párroco coordinó con uno de los más interesados, mi tío Getrudes Castillo Zapata, seguido de Bernardo Castillo Zapata, Salvador Castillo Zapata, Rufino Zapata, Nestor Castillo, yo y otros de la comunidad. 

Con la reforma agraria que se dio en 1964, las haciendas se parcelaron y entonces aumentó el número de vecinos. Entonces ya éramos dieciséis.

Corrobora con esta información don Oscar Castillo de 50 años de edad y habitante de este lugar, quien dice: Limones ahora es diferente, hace unos 45 años más o menos había solamente dos callecitas y pocas casas. Después de que se parroquializó, el pueblo cambió muchísimo

En tanto que la señora Marcia Esther Tankamash cuenta que llegó a vivir en Limones hace 14 años y en ese tiempo se contabilizaban unas 20 viviendas. Después se pobló. Todas las casitas eran de bahareque. Es a partir del año 2012 cuando se comienza a ver progreso.  Ahora la parroquia luce de otra manera, algunas construcciones han mejorado, sus calles principales igual, ahora están adoquinadas.  Tiene seis calles longitudinales y cuatro transversales. Contamos con escuela, colegio y servicios básicos como agua, luz, telefonía e internet.

Además, merece recalcar que la vida de la gente ha mejorado con el servicio del canal de agua para el riego. Esta ha sido la fuente principal para que Limones crezca.

Aquí producimos: sandía, melón, papaya, camote, yuca, plátano, zarandaja, maíz, tomate, cebolla, pipas y otros productos que abastecen el mercado interno de Zapotillo y otros de la provincia.

 

N.B.- Un saludo especial desde Loja, a don José Eduardo Narro Castillo, quien el día de hoy (22 de noviembre de 2023) cumple cien años de edad, junto al calor familiar de sus hijos, nietos, bisnietos y vecinos del lugar.

¡VIVA EL CUMPLEAÑERO!

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