cumple 100 años de edad
Limones es una parroquia rural del cantón Zapotillo en la
provincia de Loja, a una distancia aproximadamente de 20 Km desde su cabecera
cantonal. Está ubicada en el sector fronterizo entre Ecuador y Perú. Fue creada el 21 de junio de 1.988.
Goza de un clima tropical seco con temperaturas en
algunos meses de hasta 36 grados.
Limones es parte del área protegida del bosque seco en
donde los turistas cada año también pueden disfrutar del maravilloso
florecimiento de los guayacanes.
Aquí en este lugar lo encontramos a don José Eduardo
Narro Castillo, un anciano
bastante comunicativo y lúcido. Muy orgulloso nos
cuenta, que está cerca a cumplir los 100 años de edad. Él es un roble que ha
desafiado al tiempo y se constituye en un libro abierto a la vida que a través
de sus recuerdos desempolva acontecimientos que para muchos es desconocido.
-Dice- soy hijo de: Eduviges Francisco Narro Noboa y
María Rumalda Castillo. Nací el 22 de noviembre de 1923. Tengo 13 hijos, 11
vivos y 2 fallecidos; 44 nietos, 57 bisnietos y 7 tataranietos.
Mi padre fue peruano, había nacido en Trujillo y en su
juventud se enroló al ejército en Lima y como soldado se desempeñó en
Cajamarca. En una ocasión, castigado lo enviaron a Sullana junto con Cosme
Yamona y otro de apellido Castañeda. No
conformes con esta disposición militar solicitaron la baja y buscaron trabajo
en otras actividades.
Llegaron a Querecotillo, pueblo perteneciente al Perú, a
la hacienda “La Peña” de propiedad del señor Manuel Ramírez. A Cosme le dieron trabajo de algodonero y a
mi papá le mandaron a la hacienda Limones en Ecuador, para que rodee el ganado.
Mi mamá era de La Chorrera, ahí la conoció. Ya casados
fueron a vivir en el barrio Santa Esther de Catacocha. Pues, ahí nací yo.
En 1938, mi padre tomó la decisión de regresar al Perú a
la misma hacienda La Peña, pero lastimosamente al poco tiempo murió. Mi madre
sola, mis hermanos y yo tuvimos que quedarnos cinco años más en este lugar.
Mientras mi madre luchaba por sobrevivir, estallo la
guerra del 41 y nosotros como ecuatorianos en tierra ajena nos sentíamos
extraños. Ventajosamente a mi madre no
la molestaron porque don Manuel Ramírez la defendía. Yo era muchacho huérfano y
tenía que trabajar en lo que podía. Solamente escuchaba los comentarios de la
guerra y tenía que disimular y estar calladito.
Fuimos seis hermanos, sufríamos mucho en la hacienda. A
mi madre le comunicaron que un tío murió y que mi abuelita estaba enferma, por
lo que en 1943 regresamos a visitarla en Limones y luego nos quedamos aquí.
Cuando le preguntamos a don José Eduardo, ¿cómo era
Limones en ese tiempo?, él responde: era hacienda. Todos los que vivían aquí eran arrendatarios
de don Rufino Zapata. Mi abuelito era también arrendatario y los pagos del
huasipungo lo hacían con trabajo durante el año. Los patrones solamente les permitían tener
unos pocos animalitos y cuando se les ocurría los despedían.
Había solamente nueve casitas incluida la del patrón: las
de Bernardo Castillo, Serafín Requena, José Añazco, José Sarango, Peto Sánchez,
Santos Sánchez, Juana Panamito y la de una viejita llamada Lugarda.
La iglesia antigua que aún está en pie, la comenzamos a
construir antes de 1969 y en 1970 ya la inauguramos. Es de quincha y bahareque.
Recuerdo que el padre Franco Aguirre en calidad de párroco coordinó con uno de
los más interesados, mi tío Getrudes Castillo Zapata, seguido de Bernardo
Castillo Zapata, Salvador Castillo Zapata, Rufino Zapata, Nestor Castillo, yo y
otros de la comunidad.
Con la reforma agraria que se dio en 1964, las haciendas
se parcelaron y entonces aumentó el número de vecinos. Entonces ya éramos
dieciséis.
Corrobora con esta información don Oscar Castillo de 50
años de edad y habitante de este lugar, quien dice: Limones ahora es diferente,
hace unos 45 años más o menos había solamente dos callecitas y pocas casas.
Después de que se parroquializó, el pueblo cambió muchísimo
En tanto que la señora Marcia Esther Tankamash cuenta que
llegó a vivir en Limones hace 14 años y en ese tiempo se contabilizaban unas 20
viviendas. Después se pobló. Todas las casitas eran de bahareque. Es a partir
del año 2012 cuando se comienza a ver progreso.
Ahora la parroquia luce de otra manera, algunas construcciones han
mejorado, sus calles principales igual, ahora están adoquinadas. Tiene seis calles longitudinales y cuatro
transversales. Contamos con escuela, colegio y servicios básicos como agua,
luz, telefonía e internet.
Además, merece recalcar que la vida de la gente ha
mejorado con el servicio del canal de agua para el riego. Esta ha sido la
fuente principal para que Limones crezca.
Aquí producimos: sandía, melón, papaya, camote, yuca,
plátano, zarandaja, maíz, tomate, cebolla, pipas y otros productos que
abastecen el mercado interno de Zapotillo y otros de la provincia.
N.B.- Un saludo especial desde Loja, a don José Eduardo
Narro Castillo, quien el día de hoy (22 de noviembre de 2023) cumple cien años
de edad, junto al calor familiar de sus hijos, nietos, bisnietos y vecinos del
lugar.
¡VIVA EL CUMPLEAÑERO!