De la
literatura popular se han recogido hermosas y curiosas leyendas sobre “el
carro del diablo”; en esta ocasión vamos a conocer al chofer.
Don Jorge Narváez Jaramillo, lleno de sinceridad y sano orgullo,
dice: Carlitos, el chofer al que usted menciona en el relato anterior: (“Sin
carretera aún… llegó el primer camión a Chuquiribamba en la década del
cincuenta”), es mi padre.
Carlos Domingo Narváez se llamó; y, por esta increíble hazaña realizada hace 70
años, los amigos de Chuquiribamba le apodaron como el “chofer del carro del Diablo”, aunque verdaderamente, el carro no era
propiedad del Diablo, sino de su tío, el cura José Alfredo Narváez.
¡Claro!, por qué no podía el imaginario popular crear este personaje,
cuando por estos lugares en ese entonces a los vehículos los conocían solamente
por referencias y revistas.
Mi padre, fue muy audaz y un excelente profesional del volante
–continúa-, a sus veinte y dos años de edad, sorprendió a la población, llevando
el vehículo de su tío, desde el valle de Catamayo a Chuquiribamba, solamente
abriendo huella por una trocha que hacían los mingados en el empinado peñasco
de El Atillo y la leve planicie del Sauce a la altura de Chichaca.
Él nos contaba, que por algunas veces las vetas atadas a las yuntas que
arrastraban al vehículo y las que sostenía la gente se arrancaban, y entonces,
pensaba que hasta ahí llegó y ahí terminó todo. El carro por
algunas ocasiones se deslizaba al barranco, pero milagrosamente se quedaba
atrancado en algún tronco o chope de monte.
Cuando todos se reanimaban del susto, con más ñeque continuaban la
jornada.
Yo le decía, pero papá, porque no se lanzaba del carro y lo dejaba que
ruede solo, entonces él me contestaba, no podía, porque: “el deber de
un chofer en ese tiempo, era vencer o morir en su carro”, corroboraba mi
madre diciendo, Carlos era un hombre muy audaz y muy valiente que desafiaba sin
temor a todos los peligros que encontraba en su camino.
Cuando contaba esta historia, sonriendo y orgulloso presumía, que
después de esta hazaña, todas las chicas de Chuquiribamba querían salir con él,
pero fue mi madre, Florinda Jaramillo Escudero la única escogida, con quien
contrajo matrimonio el 15 de agosto de 1953. Con ella tuvo 3 hijos:
Yolanda del Carmen, Jorge Alfredo y Julio César.
VIDA
Carlos Domingo Narváez, nació en Sozoranga el 4 de agosto de 1929. Es
hijo de Teodora Narváez.
Se gradúa como chofer profesional en 1947.
A más de chofer, fue músico y cantor de Iglesia al servicio de su tío,
el Padre José Alfredo Narváez, en Malacatos, Chuquiribamba, Cangonamá y Celica.
En 1969 con la finalidad de educar a sus hijos
se traslada a vivir en la ciudad de Loja. Trabajó de chofer en la Cooperativa
Loja, en el Banco Ecuatoriano de la Vivienda y se jubila en el Ministerio de
Obras Públicas el año 2008
Falleció en la ciudad de Loja, el 1ro de enero
de 2020, a los 90 años de edad.
Chuquiribamba, parroquia rural del cantón Loja,
hoy declarada Patrimonio Cultural del Ecuador, se honra con la hazaña realizada
por Carlitos.
Dedicamos estas líneas, para perennizar el
nombre de don Carlos Domingo Narváez, personaje muy importante en la historia
y tradición chuquiribambense.
Loja, 19 de agosto de 2021
Lic. Eduardo Pucha S.