domingo, 14 de junio de 2020

MANGAHURCO:


NOS CONOCEN EN EL MUNDO, POR LOS GUAYACANES


Hemos vivido abandonados toda la vida.   Ninguna autoridad nos tomaba en cuenta.   Recién conocen que existimos.   Ahora, por el florecimiento de los guayacanes somos conocidos a nivel nacional.   Así se pronuncia con énfasis el nonagenario Alfonso Correa, quien habita en la quebrada El Chorro, cerca de Mangahurco, en el cantón Zapotillo.  
Al adulto mayor zapotillano, en verdad, no le llama la atención el espectáculo natural porque, según dice, el florecimiento lo viene observando desde su niñez, es ahora que acuden a este lugar turistas de diferentes partes del Ecuador y el mundo.  
Las parroquias Bolaspamba, Mangahurco y Cazaderos del cantón Zapotillo son tierras pródigas en guayacanes.   Alfonso Correa comenta que, años atrás, hubo más, hasta que una fábrica taló la mayor parte del bosque y se llevó al Perú.  Hasta hace pocos años todavía los negociantes de madera rondaban estos lugares.  
El bosque actual tiene árboles tiernos y los que aún han quedado deben tener más de cien años.   Tengo 87 y a algunos de ellos los conocí desde niño. 
En la espesura de los guayacanes que se calcula en más de 40 hectáreas encontramos variada fauna como: venado blanco; de tres, cuatro y cinco cachos; puerco de campo, aves, etc.
Confirma este dato don Felipe Romero quien dice: para nosotros la floración de los guayacanes es normal, no nos llama la atención, eso hemos visto siempre y con ellas jugábamos felices.
La floración de estos árboles nativos se hizo novedad desde el 2012 gracias al profesor Afranio Sánchez quien ha luchado para conservar el bosque.  
¿Cómo se inicia la floración?, curiosamente pregunto.  El bosque durante todo el año permanece seco, a los árboles en su totalidad se los observa sin hojas.   Turistas que vienen de otros lugares, ven solamente árboles muertos.  Esto permanece así hasta cuando se produce la primera lluvia.  De ahí empiezan a brotar pequeños botoncitos que poco a poco se van llenando en las puntas de las ramas hasta que revienta la flor para vestir de amarillo intenso toda la zona.  La floración dura ocho días, pero desde el quinto comienza a caer a tierra formando inmensas alfombras de pétalos.   Luego a ello brotan las hojas que sirve de forraje para los animales.
Esto sucede todos los años, nunca se tiene fecha precisa porque las lluvias pueden comenzar en diciembre, enero o febrero.  

Loja, 8 de junio de 2020

NOTA.-  (Con el sorpresivo florecimiento de los guayacanes ahora en junio de 2020, comparto a los amigos y lectores este relato recogido el 25 de enero de 2014 en Mangahurco. 
Las fotografías corresponden a ese año.)

Tomado del libro inédito de leyendas y tradiciones: Cántaro de eternidad Tomo 3.
Autor: Eduardo Pucha Sivisaca.

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