NOS
CONOCEN EN EL MUNDO, POR LOS GUAYACANES
Hemos vivido abandonados toda la vida.
Ninguna autoridad nos tomaba en cuenta.
Recién conocen que existimos.
Ahora, por el florecimiento de los guayacanes somos conocidos a nivel
nacional. Así se pronuncia con énfasis
el nonagenario Alfonso Correa, quien habita en la quebrada El Chorro, cerca de
Mangahurco, en el cantón Zapotillo.
Al adulto mayor zapotillano, en verdad, no le llama la atención el
espectáculo natural porque, según dice, el florecimiento lo viene observando desde
su niñez, es ahora que acuden a este lugar turistas de diferentes partes del
Ecuador y el mundo.
Las parroquias Bolaspamba, Mangahurco y Cazaderos del cantón Zapotillo
son tierras pródigas en guayacanes.
Alfonso Correa comenta que, años atrás, hubo más, hasta que una fábrica
taló la mayor parte del bosque y se llevó al Perú. Hasta hace pocos años todavía los negociantes
de madera rondaban estos lugares.
El bosque actual tiene árboles tiernos y los que aún han quedado deben
tener más de cien años. Tengo 87 y a
algunos de ellos los conocí desde niño.
En la espesura de los guayacanes que se calcula en más de 40 hectáreas
encontramos variada fauna como: venado blanco; de tres, cuatro y cinco cachos;
puerco de campo, aves, etc.
Confirma
este dato don Felipe Romero quien dice: para nosotros la floración de los
guayacanes es normal, no nos llama la atención, eso hemos visto siempre y con
ellas jugábamos felices.
La
floración de estos árboles nativos se hizo novedad desde el 2012 gracias al
profesor Afranio Sánchez quien ha luchado para conservar el bosque.
¿Cómo
se inicia la floración?, curiosamente pregunto.
El bosque durante todo el año permanece seco, a los árboles en su
totalidad se los observa sin hojas.
Turistas que vienen de otros lugares, ven solamente árboles
muertos. Esto permanece así hasta cuando
se produce la primera lluvia. De ahí
empiezan a brotar pequeños botoncitos que poco a poco se van llenando en las
puntas de las ramas hasta que revienta la flor para vestir de amarillo intenso
toda la zona. La floración dura ocho
días, pero desde el quinto comienza a caer a tierra formando inmensas alfombras
de pétalos. Luego a ello brotan las
hojas que sirve de forraje para los animales.
Esto
sucede todos los años, nunca se tiene fecha precisa porque las lluvias pueden
comenzar en diciembre, enero o febrero.
Loja,
8 de junio de 2020
NOTA.- (Con el sorpresivo florecimiento de los
guayacanes ahora en junio de 2020, comparto a los amigos y lectores este relato
recogido el 25 de enero de 2014 en Mangahurco.
Las
fotografías corresponden a ese año.)
Tomado
del libro inédito de leyendas y tradiciones: Cántaro de eternidad Tomo 3.
Autor:
Eduardo Pucha Sivisaca.
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