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AÑOS DE LA MUERTE DEL BANDOLERO MÁS BUSCADO EN EL SUR DEL ECUADOR
Por: Eduardo Pucha Sivisaca
El 13 de enero del presente año
se conmemora el octogésimo primer aniversario de la muerte del bandolero social más
buscado por la justicia lojana en la década de los años treinta del siglo
anterior.
Este hecho sucedió allá en
Sozoranga el 13 de enero de 1935 en La Quebrada de Piedra Liza cuando recién
cumplía 33 años de edad.
Don
José Miguel Ayala dice que ese día a las cinco de la mañana escucharon disparos
y un gran tiroteo entre Naún y los carabineros comandados por el mayor Deifilio
Morocho en la Quebrada de Piedra Liza.
Mi hermano y yo aún muchachos, apenas
amaneció corrimos a verlo y cuando llegamos al corredor de la casa del Cabildo, por entre
la gente nos metimos al fondo y vimos tres cadáveres tendidos en el suelo y la
gente decía que el uno era Naún Briones, el otro su primo y el tercero un señor
de Sozoranga de apellido Pardo.
Corrobora
con este dato la placa recordatoria colocada actualmente en el lugar del escondite
en donde murió el bandolero. La placa en referencia dice:
“En este lugar fueron acribillados con
bala y dinamita por 42 miembros de las fuerzas del orden, al mando del Mayor
Deifilio Morocho los bandoleros románticos: Naún Briones, Víctor Pardo y
Rindolfo Espinosa. Bandoleros justicieros que quitaban los bienes a los ricos
para repartir a los pobres. Hecho
suscitado el día domingo 13 de enero de 1935 a las 7 a.m.
Recuerdo de: Suboficial 1ro. “Pepe
Clímaco Fenicio Celi y familia.
Sto Dgo de los Cdos, 20 de diciembre de 2000”.
Efectivamente,
a las siete de la mañana de aquel fatídico día dejó de existir quien en vida fue
Naún Briones junto a sus dos compañeros de infortunio.
Don José
Alfredo Narváez un nonagenario que aún vive en Sozoranga, dice que en la peña
se refugiaron Víctor Pardo, Rindolfo Espinosa y Naún Briones, la tropa los
acorraló en la quebrada y ellos les hicieron resistencia y lucharon hasta el
final sin tener por dónde correr.
Deifilio
Morocho no pudo capturarlo vivo a Naún, por lo que ordenó dinamitar la peña. Allí murieron: Víctor Pardo y Rindolfo
Espinosa; pero a Naún, no, él mismo se suicidó, eso se constató cuando en 1988
sacamos sus restos del cementerio antiguo para colocarlo en el actual, en el
cráneo aún estaba visible el hueco del disparo que él mismo se propinó en la
sien derecha. Prefirió suicidarse antes que entregarse a la policía.
Cumplió su
sentencia. Cuando conversaba a sus amigos
les decía: “A mí, no me han de coger
vivo; si logran, lo harán de muerto.
Cuando se me acaban las balas,
¡por si acaso!, hago quedar dos”.
Después que
don Abraham Muñoz le hizo la autopsia, la señora Dolores Jaramillo, esposa de
Naún, retiró el cadáver para velarlo en su casa y al siguiente día darle
cristiana sepultura.
¿Quién
fue Naún Briones? ¡Naún Briones fue ladrón! Un bandolero prófugo de
la justicia. Perseguido por los gamonales y terratenientes de esa
época; pero muy querido especialmente por la gente pobre del medio rural del cordón
fronterizo entre Ecuador y Perú.
Los
adinerados y hacendados de ese entonces lo consideraban como un peligroso
criminal; en tanto que el pueblo lo consagraba como héroe popular, héroe de los
pobres.
Naún,
no fue un bandolero cualquiera, no fue un bandolero común; fue un bandolero que
se suma a la lista de la legión de los bandoleros sociales más conocidos y famosos
como: Robín Hood, de Inglaterra; Pancho Villa, de México; Mate
Cocido de Argentina; Joaquín
Murrieta de Chile; Froilán Alama, de Perú, entre otros; porque estos hombres si
bien es cierto, actuaron al margen de la ley robando y extorsionando a los
ricos; nunca se beneficiaron personalmente, sino que el producto de sus
fechorías lo compartían con la gente pobre y menesterosa de la época.
Los testimonios sobran de lo que afirmamos. La señora Celia Rosa Chamba refiriéndose a
Naún Briones, dice: “de él, unos hablan en bien, otros hablan en mal. Unos dicen que era ladrón; en cambio otros
afirman que él robaba a los ricos para regalar a los pobres. ¡Eso creo más! Recuerdo, en Cangonamá había una señora
llamada Melchora Guevara que cuando murió Naún, lloraba desconsolada diciendo
que él fue más que un familiar, le reglaba dinero y le daba ropita”
En el barrio El Naranjo cerca de Cangonamá, don Hortensio
Balcázar dice: “A la gente pobre le regalaba plata. ¡Cómo no le van a recordar! La verdad, él ha sido bien caritativo, pero
murió pobre. ¿Vea usted, ahora, quien
roba para dar a los que no tienen?”
¿En la actualidad, hay bandoleros? ¡Bandoleros sociales, no!; pero
bandoleros comunes, sí; han habido, hay y habrán.
Hay bandoleros que roban en la calle a los transeúntes y se
los conoce como: estruchantes, lanzas, cuenteros, estafadores y
enganchadores; en tanto que otros entran a robar en los domicilios y se
los conoce como tumba puertas. Y unos terceros que en calidad de
funcionarios públicos roban en las instituciones sin dejar huella se los conoce
como ladrones de cuello blanco o corruptos, con la diferencia, que los
primeros roban a los ciudadanos incautos y los segundos roban al Estado.
Pero, este no es el caso de Naún Briones, a diferencia de
los bandoleros comunes él no ha muerto, su figura crece cada día más. Es un bandolero social lojano que la gente
pobre lo añora y lo reclama.
Por eso en coplas bien sentidas le decimos:
Sesenta carabineros
a Naún lo emboscaron
con Deifilio a la cabeza
la peña dinamitaron.
Dijeron que lo mataron
pero eso no sucedió
los pobres aseguraron
que él mismo se suicidó.
Murió el amigo del pueblo
cerca de la Piedra Liza
la gente angustiada llora
el cielo truena y graniza.
En los cantones lojanos
Sesenta carabineros
a Naún lo emboscaron
con Deifilio a la cabeza
la peña dinamitaron.
Dijeron que lo mataron
pero eso no sucedió
los pobres aseguraron
que él mismo se suicidó.
Murió el amigo del pueblo
cerca de la Piedra Liza
la gente angustiada llora
el cielo truena y graniza.
En los cantones lojanos
sin miedo camina aún
tranquilo, valiente, ufano,
el bandolero Naún.
tranquilo, valiente, ufano,
el bandolero Naún.
Loja, 8 de enero de 2016