CERRO DE ARCOS, MONUMENTO NATURAL
Por: Eduardo Pucha S.
A quien guste del turismo ecológico, tiene una nueva alternativa, visite el Cerro de Arcos, que se encuentra ubicado en la parroquia Manú, perteneciente al cantón Saraguro. Se llega a este lugar desde la ciudad de Loja en cinco horas, y desde aquí con un guía puede ascender en una camioneta por un camino piloto hasta las cercanías del cerro. Se hace hasta ahí, hora y media.
Nuestro guía, Baudilio Macas, muy orgulloso cuenta que nació en Río Negro lugar cercano al Cerro de Arcos; esta es la razón por la que se precia conocer los secretos del páramo y los misterios del cerro. Antes como no había carretera, cuenta que hacían cinco horas caminando en acémila. En la actualidad se llega hasta la Cordillera de Sabadel en carro y de ahí se camina un poco hasta llegar al monumento natural de Arcos.
Se llama así porque su formación rocosa está compuesta de algunos arcos naturales y los turistas pasan por debajo de ellos. Es un lugar muy bonito, se lo conoce íntegramente conducido por un guía del lugar. No intente ir solo, porque si la neblina baja, corre el peligro de perderse.
El trayecto para llegar al cerro es el siguiente: desde Manú por una carretera angosta pasamos por, El Salado, Mirador de Bellavista, Valle Hermoso, Huambusari, Río Negro, La Encrucijada, Las Cuevas, Cordillera de Sabadel Alto y la Laguna de las Curiquingas. Desde este lugar se observa la caprichosa orografía del Cerro; al fondo grandes pajonales, bosques de pino y moles de piedra que le da una fisonomía singular. El frío y la espesa neblina son característicos de la zona.
Ya en el cerro, el recorrido se lo realiza por un amplio sendero que pasa por los arcos y los refugios en donde los turistas hacen su descanso. Luego se llega a la Cueva Sonora y a la Plaza de Piedra; de ahí se puede divisar un hermoso mirador y gran cantidad de peñas de formas vistosas, por ejemplo hay una inmensa que se parece a tortuga, otra que la llaman Nariz del Elefante, El Sacerdote, y así… Luego se continúa a la Cueva del Diablo, otros arcos y más. Toda la belleza de este monumento natural se puede observar cuando el cielo está despejado y el clima bueno.
Leyenda del cerro de arcos
Ángel Armijos Tituana, es un septuagenario que vive en la parroquia de Manú; le gusta mucho conversar sobre las cosas de su tierra. Cuando le preguntamos sobre el cerro dice, es muy bonito, unos piensan que es obra de los Incas, otros no. Sea como sea, el cerro está ahí, y ahora es muy visitado por los turistas.
Hay algunos relatos. Dicen que cuando no había carreteras los zarumeños venían por los caminos de herradura con sus productos a venderlos acá; entonces en una ocasión cuando pasaban por ese lugar vieron en los arcos unas hermosas campanas de bronce; pero que los cabos que cuelgan para tocar no eran cabos, sino chorritos de agua cristalina. Eso veían unos, mientras que otros no.
De Arcos para abajo, hay un camino que se llama Chinchapal, en otra ocasión dicen que los negociantes venían a vender panela, de pronto uno se adelantó y cuando se dio cuenta estaba perdido en una gran ciudad; sorprendido en el lugar que estaba, decidió vender sus productos y regresarse. Con el dinero que obtuvo compró todo lo que necesitaba y regresó maravillado de la bondad de su gente y la belleza de la ciudad. Como en esta vez le fue muy bien, regresó con más productos, pero lastimosamente a dicha ciudad no la pudo localizar. Dicen que hace cientos de años en Arcos se encantó una ciudad.
¿Hace qué tiempo se perdió el zarumeño en la ciudad encantada? ¡Hace unos noventa años!, concluye don Ángel Armijos