viernes, 8 de enero de 2016

LA MUERTE DE NAÚN BRIONES

81 AÑOS DE LA MUERTE DEL BANDOLERO MÁS BUSCADO EN EL SUR DEL ECUADOR


 
Por: Eduardo Pucha Sivisaca


El 13 de enero del presente año se conmemora el octogésimo primer aniversario de la muerte del bandolero social más buscado por la justicia lojana en la década de los años treinta del siglo anterior.
Este hecho sucedió allá en Sozoranga el 13 de enero de 1935 en La Quebrada de Piedra Liza cuando recién cumplía 33 años de edad.
Don José Miguel Ayala dice que ese día a las cinco de la mañana escucharon disparos y un gran tiroteo entre Naún y los carabineros comandados por el mayor Deifilio Morocho en la Quebrada de Piedra Liza.  Mi hermano y yo aún muchachos, apenas  amaneció corrimos a verlo y cuando llegamos  al corredor de la casa del Cabildo, por entre la gente nos metimos al fondo y vimos tres cadáveres tendidos en el suelo y la gente decía que el uno era Naún Briones, el otro su primo y el tercero un señor de Sozoranga de apellido Pardo.
Corrobora con este dato la placa recordatoria colocada actualmente en el lugar del escondite en donde murió el bandolero. La placa en referencia dice:
“En este lugar fueron acribillados con bala y dinamita por 42 miembros de las fuerzas del orden, al mando del Mayor Deifilio Morocho los bandoleros románticos: Naún Briones, Víctor Pardo y Rindolfo Espinosa. Bandoleros justicieros que quitaban los bienes a los ricos para repartir a los pobres.   Hecho suscitado el día domingo 13 de enero de 1935 a las 7 a.m.
Recuerdo de: Suboficial 1ro. “Pepe Clímaco Fenicio Celi y familia.
Sto Dgo de los Cdos, 20 de diciembre de 2000”.
Efectivamente, a las siete de la mañana de aquel fatídico día dejó de existir quien en vida fue Naún Briones junto a sus dos compañeros de infortunio.
Don José Alfredo Narváez un nonagenario que aún vive en Sozoranga, dice que en la peña se refugiaron Víctor Pardo, Rindolfo Espinosa y Naún Briones, la tropa los acorraló en la quebrada y ellos les hicieron resistencia y lucharon hasta el final sin tener por dónde correr. 
Deifilio Morocho no pudo capturarlo vivo a Naún, por lo que ordenó dinamitar la peña.   Allí murieron: Víctor Pardo y Rindolfo Espinosa; pero a Naún, no, él mismo se suicidó, eso se constató cuando en 1988 sacamos sus restos del cementerio antiguo para colocarlo en el actual, en el cráneo aún estaba visible el hueco del disparo que él mismo se propinó en la sien derecha. Prefirió suicidarse antes que entregarse a la policía.
Cumplió su sentencia.   Cuando conversaba a sus amigos les decía: “A mí, no me han de coger vivo; si logran, lo harán de muerto.   Cuando se me acaban las balas,  ¡por si acaso!, hago  quedar dos”.
Después que don Abraham Muñoz le hizo la autopsia, la señora Dolores Jaramillo, esposa de Naún, retiró el cadáver para velarlo en su casa y al siguiente día darle cristiana sepultura.
¿Quién fue Naún Briones? ¡Naún Briones fue ladrón!   Un bandolero prófugo de la justicia.   Perseguido por los gamonales y terratenientes de esa época; pero muy querido especialmente por la gente pobre del medio rural del cordón fronterizo entre Ecuador y Perú.
Los adinerados y hacendados de ese entonces lo consideraban como un peligroso criminal; en tanto que el pueblo lo consagraba como héroe popular, héroe de los pobres.
Naún, no fue un bandolero cualquiera, no fue un bandolero común; fue un bandolero que se suma a la lista de la legión de los bandoleros sociales más conocidos y famosos como: Robín Hood, de Inglaterra; Pancho Villa, de México; Mate Cocido de Argentina; Joaquín Murrieta de Chile; Froilán Alama, de Perú, entre otros; porque estos hombres si bien es cierto, actuaron al margen de la ley robando y extorsionando a los ricos; nunca se beneficiaron personalmente, sino que el producto de sus fechorías lo compartían con la gente pobre y menesterosa de la época.
Los testimonios sobran de lo que afirmamos.   La señora Celia Rosa Chamba refiriéndose a Naún Briones, dice: “de él, unos hablan en bien, otros hablan en mal.   Unos dicen que era ladrón; en cambio otros afirman que él robaba a los ricos para regalar a los pobres.   ¡Eso creo más!   Recuerdo, en Cangonamá había una señora llamada Melchora Guevara que cuando murió Naún, lloraba desconsolada diciendo que él fue más que un familiar, le reglaba dinero y le daba ropita”
En el barrio El Naranjo cerca de Cangonamá, don Hortensio Balcázar dice: “A la gente pobre le regalaba plata.   ¡Cómo no le van a recordar!   La verdad, él ha sido bien caritativo, pero murió pobre.   ¿Vea usted, ahora, quien roba para dar a los que no tienen?”
¿En la actualidad, hay bandoleros?  ¡Bandoleros sociales, no!; pero bandoleros comunes, sí; han habido, hay y habrán.   
Hay bandoleros que roban en la calle a los transeúntes y se los conoce como: estruchantes, lanzas, cuenteros, estafadores y enganchadores; en tanto que otros entran a robar en los domicilios y se los  conoce como tumba puertas.   Y unos terceros que en calidad de funcionarios públicos roban en las instituciones sin dejar huella se los conoce como ladrones de cuello blanco o corruptos, con la diferencia, que los primeros roban a los ciudadanos incautos y los segundos roban al Estado. 
Pero, este no es el caso de Naún Briones, a diferencia de los bandoleros comunes él no ha muerto, su figura crece cada día más.   Es un bandolero social lojano que la gente pobre lo añora y lo reclama.
Por eso en coplas bien sentidas le decimos:

Sesenta carabineros
a Naún lo emboscaron
con Deifilio a la cabeza
la peña dinamitaron.

Dijeron que lo mataron
pero eso no sucedió
los pobres aseguraron
que él mismo se suicidó.

Murió el amigo del pueblo
cerca de la Piedra Liza
la gente angustiada llora
el cielo truena y graniza.

En los cantones lojanos
sin  miedo camina aún
tranquilo, valiente, ufano,
el bandolero Naún.
 
Loja, 8 de enero de 2016